MÁS CULTURA



  • Mayfield, créeme si te digo que hay gente que tiene muchos discos. muchos discos



  • "Doesn't everybody have 60 Miles Davis albums?"

    Vaya peña…



  • @llimaz:1ssks5y8:

    @thatcher:1ssks5y8:

    diría que estan agotadas hace meses

    Será en su ciudad, en la mía aún hay dos mil entradas a la venta.

    Decepcionar seguro que no me decepcionan. Aunque las dos últimas veces que les vi no me reí tanto como otras veces. Será que a todo se acostumbra uno.

    ya, vi tarde tu localización, me refería a barna



  • Ya lo cité en el Cajón de sastre, cuando discutí con eva pe sobre las diferencias entre obra y artista, pero aún no lo había terminado. Lo había interrumpido por cuestiones de trabajo, y esta noche me he leído de un tirón el final.

    Desde la parte dedicada a "La muerte del padre" en Los Thibault, de Martin du Gard, no había leído un acercamiento a las relaciones paterno-filiales tan certero y sobrecogedor.

    Y además aquí sin recurrir a la ficción: a pecho descubierto, con una prosa concisa que te pega como un lingotazo de whisky. Sin adornos innecesarios, sin sensacionalismos ni victimismos. En la línea de la confesión arriesgada y sincera, pero a la vez pudorosa y contenida.

    La demostración una vez más de que cuando uno se pone a contar algo de verdad, sin pretensiones de ningún tipo, acaba siempre conectando con la Verdad más profunda que nos atañe a todos.

    Hacía tiempo que un libro no me emocionaba tanto por la vía de la sencillez, como una simple linterna que fuese iluminando eficazmente el complicado camino de la relación padre-hijo sin intentar deslumbrarnos con su excesiva potencia.

    Más que recomendable.

    EDITO: Acabo de acordarme de otra novela muy decente sobre el tema, la que lanzó a David Leavitt: El lenguaje perdido de las grúas.



  • Cosillas que he leído últimamente:

    Documento más que interesante sobre el consumo de drogas en primera persona y sin moralinas, ni heroicidad o denuncia. Puesto en su contexto histórico se tornamucho más poderoso. Los apuntes sobre el status político y social de la droga y su mundo son bastante educacionales.

    Este libro se me antoja extremadamente luminoso para cualquier persona que haya intentado escribir algo un poco en serio. No he leído nada de ficción del autor todavía, pero esta colección ensayos sobre las frustraciones, incapacidades, explosiones de ideas y conceptos que no consiguen traducirse en palabras… es absolutamente reveladora.

    Y no sé si ya hablé de ello, pero este libro es una pasada:

    Entre la ficción y el periodismo, una obra maestra. Se la mandaría leer a alguns hijos de Jah.

    Ya para ir acabando, tengo a medias "Els jugadors de whist" de Vicenç Pagès Jordà. Me parece, después de poco más de las primeras 100 páginas, un sí pero no bastante grande. Novela que intenta ser pop desde el localismo ampurdanés en el marco histórico de la transición y los 2000s. El catalán usado no me acaba de convencer, los retratos de aspectos culturales aparecidos en los 2000s me generan más bien poco interés.
    La novela tiene tres voces: el diario de un niño de la transición que lee y escucha grupos anglosajones, un padre cuya hija se casa con un pelao en los 2000s y un narrador que te va acotando y dando explicaciones suplementarias. De momento, la única que me atrae un poco más es el diario del niño, el resto, sin ser una tortura, me engancha mucho menos que cualquiera de las novelas anglosajones a las que quiere asemejarse (o novelas del estilo en otras lenguas como una Historia argentina de Fresán, por ejemplo). ¿Alguien lo ha leído y acabado? Me gustaría intercambiar impresiones.



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    enorme, que pena me ha dado acabármelo, muchas risas y una sensación constante ahí en segundo plano de que si tuvieses dos dedos de frente no deberías estar riendo.



  • El de Kapuscinsky me lo apunto, este me dejó muy contento

    ¿Alguien ha leido la biografia de este hombre en la que le acusan de maquillar noticias y le relacionan con los servicios secretos comunistas?
    No se si merece la pena



  • Yo vi una entrevista del Manzano al autor de la biografía. Aquí la tienes (en castellano): http://www.tv3.cat/videos/3222030/Entre ... apuscinski.

    La verdad es no que tengo ninguna referencia clara sobre la obra en sí. Entre los medios y mis amistades polacas, tengo la sensación de haberla leído ya porque sobre todo las segundas no tenían otro tema de conversación cuando salió el libro.



  • @greychaos:1vpfrqvj:

    Vicenç Pagès Jordà "Els jugadors de whist" (¿alguien lo ha leído? suelo apostar poco por la literatura catalana pero a veces me ataca la conciencia y éste me pareció que podría estar bien).
    No hi érem" de Enric Casasses

    Me estoy leyendo ahora mismo Els jugadors de whist y me está gustando bastante, la verdad. ¿La primera novela pop en catalán? Por lo menos es la primera que he leído yo (no contaré el experimento que me pareció vacío de Joan Miquel Oliver). Se digiere rápidamente, parece ligera pero no lo es, cómica y que engancha, aunque también es verdad que relata una generación anterior a la mía.

    Enric Cassasses es bastante crack, tengo el Uh! por casa, para abrir al azar y leer cualquier página.

    De lo último que he leído La maleta de Dovlatov, irónica, directa y sencilla, me ha gustado mucho. No es país para viejos, McCarthy style, seco como siempre y con su clásica descripción de la acción punto por punto, sin mirajes, pero soltando de vez en cuando un adjetivo poético. Me ha gustado pero me parece por debajo de La carretera, Meridiano de sangre o Todos esos caballos que fue la primera que leí de él.

    Por cierto, no recomendaría a priori la traducción en catalán de Maria Antònia Oliver de Moby Dick. En el princio y el final está todo lo que la hace una novela única, sí, la épica, la lucha del hombre contra algo real pero que resulta sobrenatural, etc., etc…, lo ya tantas veces analizado, pero en medio descripciones y más descripciones del mundo ballenero que se me hicieron pesadísimas y creo que en parte por la farragoso de la traducción, no sé... debería leerme una nueva traducción cuando me vuelvan las ganas.



  • Si te sirve de consuelo, Chucho, las descripciones de Moby Dick son pesadas hasta en inglés.

    De hecho, yo de Melville me quedo antes con algunos de sus libros cortos: Benito Cereno, Billy Budd, o Bartleby.

    Con los dos primeros, sobre todo, me pasa lo que decía el otro día Rumsas que le pasaba con sus discos favoritos: me gustaría no haberlos leído nunca para poder descubrirlos.

    Y no sé por qué me viene también a la cabeza (por contraposición, supongo) la única novela acabada de Poe: Narración de Arthur Gordon Pym. Otro libro imprescindible, traducido por Cortázar además, para los que no leáis en inglés.

    PS: Y hablando de traducciones de Cortázar, ¿qué tal el Robinson? ¿Nadie se anima con el Robinson? Pues no tiene desperdicio en ningún sentido: sabiduría y entretenimiento a raudales.



  • Doy fe de que el compendio del saber ballenero de Moby Dick ponen a prueba la paciencia de uno también en inglés. Aunque consuela saber que no era por deficiencias en el idioma. Gracias.



  • Yo un buen día decidí comprarme novelas en inglés para así mejorar mi conocimiento del idioma. Y me pillé Billy Budd de Herman Melville.

    A la semana volvía a estar en la librería comprándome algo que pudiera leer. Acabé con algún libro de Kipling, ahí mucho mejor.



  • ¿Pero no pudiste con Billy porque no te gustaba o por la dificultad del inglés?

    Un libro "marinero" fácil de leer en su idioma original es el Lord Jim de Conrad. O eso recuerdo. Echadle una ojeada primero, si os apetece.

    Y el susodicho Robinson Crusoe también tiene una prosa muy limpia, de crónica periodística.

    PS: Por cierto, ahora que lo pienso, me suelen gustar las novelas cuyo título es el nombre del protagonista. Aunque me parece que eso refleja más bien el gusto de determinados escritores clásicos a la hora de titular, y son ellos y su obra los que realmente me llevan al huerto.

    Siguiendo esa tradición, Umberto Eco pensó ponerle de título "Adso de Melk" a "El nombre de la rosa". Lo cuenta en las Apostillas a la novela. Las Apostillas son un libro sobre el quehacer literario divertido donde los haya y fundamental para cualquier aspirante a escritor. (Es claro, útil y consolador.)



  • Era por el inglés, que es bastante espeso. En cambio Kipling entraba muy bien. También he leído a Dickens en inglés y se queda entre uno y otro.

    La novela de Kipling que me leí fue otra con el nombre de protagonista como título: Kim.



  • Retiro las sensaciones negativas que expuse con respecto a Els jugadors de whist. Como ya hice con Rayuela, voy a intentar no emitir opiniones antes de acabar un libro. Si bien es cierto que la novela, de más de 500 páginas, no me atrapó hasta bien pasadas las 200, se trata de un buen libro. En entrevistas el autor dice que no entiende que el lector considere que el meollo no llega hasta el ecuador del relato (su estructura fragmentaria recuerda bastante a Rayuela, con el que me pasó algo parecido), pero me da que no soy el único que tuvo la misma impresión.

    Las reflexiones que llegan hacia el final del libro no tienen precio. A medio camino entre Nick Hornby i Pàmies-Monzó. El concepto de serdenyada (o como se escriba), es decir, el de una empresa titánica con escasos resultados finales queda bien redondo al final del libro. Se plasma la idea con la comparativa entre el castillo de Figueres y la vida del cuarentón protagonista, en mi opinión, con sobrada solvencia.

    Hay capítulos antológicos, como el discurso del repaso del matrimonio y vida 'adulta' del cuarentón en la boda de su hija.

    La forma en que se introduce la cultura pop igual no es exactamente precisa en lo que concierne a mi generación (una de las generaciones retratadas) pero no es del todo inverosímil. De hecho, tiene, sin lugar a dudas, una verosimilitud literaria, que es lo importante. Tampoco puedo esperar que un autor de la edad de mi padre pueda describirme con exactitud, ni tampoco es necesario si el relato es coherente en sí mismo.

    La empatía del lector puede venir desde muchos flancos. Es una novela muy masculina, aunque este tipo de novela suele atraer mucho a las mujeres también (y en este caso no hay ninguna intención de excluirlas, al contrario). Si tuvieron una juventud más o menos pop (o punk, o festivaldecanetera, o etc.) y se encuentran en la cuarantena preguntándose que ha sido de sus vidas, no duden en leerla. Y si no es el caso, la empatía pude venir por muchos otros lados dada la variedad de personajes de diferentes generaciones y perspectivas.



  • @greychaos:cryevx0k:

    Retiro las sensaciones negativas que expuse con respecto a Els jugadors de whist. Como ya hice con Rayuela, voy a intentar no emitir opiniones antes de acabar un libro. Si bien es cierto que la novela, de más de 500 páginas, no me atrapó hasta bien pasadas las 200, se trata de un buen libro. En entrevistas el autor dice que no entiende que el lector considere que el meollo no llega hasta el ecuador del relato (su estructura fragmentaria recuerda bastante a Rayuela, con el que me pasó algo parecido), pero me da que no soy el único que tuvo la misma impresión.

    Las reflexiones que llegan hacia el final del libro no tienen precio. A medio camino entre Nick Hornby i Pàmies-Monzó. El concepto de serdenyada (o como se escriba), es decir, el de una empresa titánica con escasos resultados finales queda bien redondo al final del libro. Se plasma la idea con la comparativa entre el castillo de Figueres y la vida del cuarentón protagonista, en mi opinión, con sobrada solvencia.

    Hay capítulos antológicos, como el discurso del repaso del matrimonio y vida 'adulta' del cuarentón en la boda de su hija.

    La forma en que se introduce la cultura pop igual no es exactamente precisa en lo que concierne a mi generación (una de las generaciones retratadas) pero no es del todo inverosímil. De hecho, tiene, sin lugar a dudas, una verosimilitud literaria, que es lo importante. Tampoco puedo esperar que un autor de la edad de mi padre pueda describirme con exactitud, ni tampoco es necesario si el relato es coherente en sí mismo.

    La empatía del lector puede venir desde muchos flancos. Es una novela muy masculina, aunque este tipo de novela suele atraer mucho a las mujeres también (y en este caso no hay ninguna intención de excluirlas, al contrario). Si tuvieron una juventud más o menos pop (o punk, o festivaldecanetera, o etc.) y se encuentran en la cuarantena preguntándose que ha sido de sus vidas, no duden en leerla. Y si no es el caso, la empatía pude venir por muchos otros lados dada la variedad de personajes de diferentes generaciones y perspectivas.

    Habiendo leído Els jugadors de whist y Un tramvia anomenat text y teniendo a Vicenç Pagès como profesor que me ha hecho disfrutar de una de las mejores asignaturas de mi vida basada en el análisis de las obras de Baudelaire, sólo se pueden decir cosas buenas respecto a su trabajo. Tengo pendiente leer La felicitat no és completa, pero conociéndole y habiendo visto parte de su obra lo único que espero es disfrutar de otro buen libro.

    Respecto a lo que dices de que no te atrapó, a mí me ocurrió lo mismo. De hecho lo he ido dejando y retomando y no fue hasta poco después de la mitad del libro cuando me enganché.

    Felicidades por tu crítica, me ha gustado mucho y me ha parecido muy ajustada.



  • Cony, me queda poco para acabar Els jugadors. Ya dije que mi opinión era básicamente muy positiva desde buen principio a diferencia de greychaos y Clair, me entró bien y pese a tener altibajos me está convenciendo mucho.

    De lo que apunta greychaos respecto al retrato de su (nuestra) generación, tampoco me siento representado individualemente en este caso pero las Halley no son un mero estereotipo: he conocido a algunas de mi edad. En cambio, y es algo que me asusta, me acerco mucho más a determinados aspectos de un Jordi Recasens que debe ser, como mínimo, 10 años mayor que yo. Sea como sea, como bien dices, puedes encontrate en los diferentes rasgos del elenco de personajes que tiene la novela.

    Espero al final…



  • Yo me veo como Biel si se hubiera hecho mayor. Aunque sea una chorrada infinita afirmlarlo.



  • Después de haber disfrutado con “El Ignorante Y El Demente” de Thomas Bernhard, en un montaje que es todo un reto tanto para los actores (viscerales), como para un cierto público que se está, digamos, acomodando en cierta medida (¿y qué quiere decir esto? fue la pregunta más realizada al terminar la función, como si todo tuviera que ser mostrado de una manera digerible y de fácil asimilación…cosas de la televisión, supongo), me apunté a ese cierta invasión que el siempre agonías príncipe de Dinamarca está realizando estos días en los pequeños pero inquietos escenarios de Barcelona.

    La visión del uruguayo Jules Laforge se puede ver en el muy cuca (y un tanto incómoda) nueva Sala Atrium. Visión, digamos, hasta más hamletiana que shakesperiana, porque Laforge muestra un Hamlet atormentado hasta las trancas, pero que muy hasta las trancas, extremadamente hasta las trancas. Jordi Prat Coll, el director del montaje, le da no solo todo el protagonismo, sino que le estruja hasta sacar todas las posibles malas vibraciones del personaje. Y si, encima, le rodeamos de un ambiente gótico y oscuro (pocos elementos, pero muy bien utilizados), pues ya se pueden imaginar.

    La pega: Raimon Molins, en la piel de Hamlet, convence de sobras, pero tendría que sosegarse un poco (no perder intensidad, eso sí), porque llevar ese ritmo le hace perder el texto en algunas ocasiones. Pero, ¿qué actor, y siendo joven, no se enamora perdidamente de ese personaje hasta el punto de soltar el freno por culpa de la pasión?



  • En la presentación de su nuevo espectáculo, este TEN TIPS (Espai Escènic Joan Brossa de Barcelona, hasta el 8 de Mayo), su director, Xavier Giménez Casas se quejaba de lo conservador que es el teatro, supongo yo, que se hace en la actualidad. Supongo que su queja era tanto el que se hace en Barcelona, España y el resto del mundo mundial. Bien, tampoco creo que esta queja sea excesivamente original y que, desde al menos la tercera generación de dramaturgo griegos, esto es un recurso muy a mano. Si es así, poco hemos avanzado.

    Y, como en tantas y tantas cosas, si uno se queja y está metido en el meollo, lo normal es que presente lo que, para el, es un avance o un paso adelante. No he visto sus anteriores montajes (Cabaret Voltaire y Manifest Groc) pero si tengo que juzgar con lo visto en TEN TIPS, podría decir tranquilamente que, a lo mejor, es un pasito.

    Uno, al ver el asunto, puede perfectamente pensar que lo que ve es una gamberrada de fin de curso de primero de dramático; incluso hasta se puede creer que es como un club de la comedia más caótico, más ácrata, surrealista y dadaísta, pero a ocho manos. Pulsación dramática, la justita, incluso algunos momentos de bajón. Pero, señores, estamos ante uno de los montajes más desbarrados, divertidos, acelerados, ácidos y vitales. Imposible clasificar, hay que vivirlo para poderse creer esta especie de Aterriza Como Puedas alocado y con un (sano) punto salvaje. No tiene ni pies ni cabeza (¿o sí?), pero disfrutarán de momentos tan antológicos como la oda a Yola Berrocal, la interpretación de “Como Yo Te Amo” o el descacharrante homenaje a Carlos Faemino, entre otros grandes momentos que, sin duda, permanecerán presentes en mi recuerdo durante vaya usted a saber cuánto tiempo.

    Por cierto, con música en directo a cargo de Pau Rodríguez, miembro de Za!, el cual no se conforma con su tarea con el ruido (que lo hay).