Una nueva prensa musical
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A quien pondrías, Bruce?
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precisamente este mes sería bastante fácil: a rodan o a l'hereu escampa. además ambos darían para artículos realmente interesantes.
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Hablamos de revistas, no de fanzines
Ahora en serio, a quien pondrías?
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es mi revista y pongo lo que quiero!
nah, si en el fondo tenéis razón. eso sí, en el ruta iría tocando portada de iggy y los estuches, no?
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yo pondría a Manel en medio de un bosque.
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@30segundossobreTokyo:86lbo8kf:
yo pondría a Manel en medio de un bosque.
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http://www.factmag.com/2013/06/24/the-1 ... 0s-100-81/
Flipando con el de Virginia Astley
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sólo he leído el anuncio de go mag al principio de esta página.
desconozco el debate que os traéis entre manos en mensajes
posteriores, pero cualquier imbécil que afirme que existe crisis
musical merece dejar de dedicarse a la crónica musical. punto.
otra cosa es que se refiera a una crisis de la industria musical,
pero estamos hablando de profesionales de la información; la
precisión es un requisito previo.
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para mi esa crisis de la industria se traduce tambien en una crisis musical: en lo que escuchamos (mp3 tirando a pobretones), en lo que se graba (a ver quien es el guapo que se va a un estudio un par de semanas o contrata una sección de cuerdas), en como lo vemos (3 conciertos con grupo, resto de la gira guitarra y voz)…
no digo que no sea algo artisticamente necesario: demasiados discos, demasiado ruido... Pero está claro que la indústria durante el último siglo ha cambiado nuestra manera de relacionarnos con la música hasta cambiar la música en si. Y eso si está en crisis (cambio abrupto), y no es sólo industrial
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puedo compartir los tres puntos que comentas, aunque
por crisis musical, yo entiendo crisis creativa musical.
y ahí no puedo estar de acuerdo contigo, diasderubias.
opino que estamos en un momento de creatividad boyante.
aunque lo que digo es una imbecilidad paralela a la que el
redactor de go mag soltaba; siempre lo estamos, sólo hay
que saber donde mirar.
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exacto. Aunque cada vez sea más dificil dirigir la vista, siempre ha habido grandes musicos en algún lado del mundo. Me da pena pensar que en breve solo podremos escucharles a lo lejos, grabando mal con un ordenador, pero son solo nostalgias tecnologicas.
Antiguamente la música era eso: alguien tocando y alguien escuchando. El que escuchaba continua la cadena y así hasta hoy.Hace unos años entrevisté a Jonathan Richman y me dijo que el no tenia apenas discos en su casa. Cuando alguien le pasaba un disco que le gustase, o si se lo pillaba el mismo, se lo escuchaba, se aprendia las canciones que le gustaban y los regalaba. Dijo que prefería las canciones a los discos. Y a creo que en esas estamos: los discos sonaran cada vez peor, las canciones seguirán siendo canciones. Costará más atraparlas, porque habrá que buscar entre el ruido, sin ediciones físicas y sólo con los amigos y conocidos como voces fiables de por donde tirar
En todo caso, a mi todavia me gusta mucho leer sobre música y no me sirve solo la opinión amateur, por entusiasta o leida que sea. Un buen crítico, periodista o escritor musical necesita de tiempo y conocimiento más allá del mero hobby. Me da pena que desaparezcan revistas del mismo modo que me da pena que desaparezcan algunos oficios. Ya veremos donde nos llega esta crisis del sector musical, pinta emocionante y algo negro también
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crack, jonathan richman. de algo así me he tenido que autoconvencer para vender la mayor parte de mi colección de vinilos.
no soy muy lector de música, al menos no en formato físico, pero entiendo, claro, lo que quieres decir. el problema ha sido
que amparándose en esa profesionalidad, esa buena crítica concienzuda, a menudo los periodistas musicales han perdido en
frescura, inmediatez y, sobre todo, hambre. a mí me sobra un poco toda esa contextualización de un disco o un artista, que
me lo ubiquen en tales coordenadas de background o influencias. personalmente, aprecio mucho más una subjetivación de la
crónica, a lo gonzo, si se quiere, el análisis de un disco en sí mismo. los amplios dossieres me dejan muy indiferente. sobre
todo porque suelen llegar muy a rebufo. lo que me gusta es toparme esta mañana con el anuncio de la edición en vinilo del
salty town, por los wonderfuls, buscar en google y encontrarme un artículo como este, acojonante, y en el preciso momento
que lo necesito, ahora. ¿cuánto tiempo tendría que esperar a que una revista física me ofrezca algo así? ¿estarán dispuestos
a arañar espacio a ese monográfico sobre el kraut para hablarme de james x. boyd and the boydoids?de acuerdo, tal vez pierda más tiempo del conveniente rebuscando música, ¿pero no sería de esperar que esta patalogía
estuviera incluso más acentuada en los editores/redactores de las revistas profesionales? no quiero que nadie pierda su
trabajo, pero durante mucho tiempo ha existido un colectivo con una posición aventajada respecto al consumidor. muy
a menudo esa ventaja se manifestaba con despotismo, en lugar de compartir con entusiasmo esa posición de autoridad
en la divulgación de contenidos. hoy el acceso es universal. y mientras unos se conforman con desenvolver paquetitos
que los sellos les envían a las oficinas, otros, verdaderamente entusiastas, rastrean activamente. aquellos que abusaron
de su estatus no pueden esperar que ahora sienta un ápice de lástima por ellos. no hablo en particular de go mag. nada
tengo contra ellos, pero sí me parece leer entre líneas una pataleta por no ser capaces de seguir el ritmo de la actualidad
musical. y, desde luego, lo que no soporto es que lo achaquen a una crisis creativa. no, eso no, no me jodas.
me aburro escribiendo; qué exposición tán rancia. ¿hablamos sobre lo éticamente cuestionable de las descargas? argh.
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Ya que sacas el tema de la "crítica concienzuda musical", sólo aportar que en los últimos años he notado un incremento alarmante de crónicas/críticas/reseñas basadas en la terrible fusión de a) vomito de background e influencias del artista y b) coletillas y frases provenientes de un discurso musical endogámico estructurado y estructurante. Y ya no hablo de blogs y webs, hablo de prensa escrita que se vende en los quioscos.
Dicho esto, a mí también me da cierta pena la extinción de ciertas profesiones pero, cuidado, no hagamos de la pérdida del continente una pérdida del contenido. Peor lo llevan los zapateros desde que la gente camina menos y desde la irrupción de los chinos y sus lowcost.
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En 2013 un periodista musical tiene que demostrar que a) es un buen escritor y/o b) es capaz de transmitir verdadero entusiasmo por el objeto de su análisis. Como ya se ha dicho, se acabó la época del monopolio del acceso a la música por parte de los medios de comunicación y ya no se puede escribir nada desde el apriorismo "yo he tenido acceso a tal disco antes que nadie y gracias a mí vosotros podéis saber que tal cosa existe".
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Para el que quiera saber qué es ser periodista musical:
Superviviente del periodismo musical
Por: EL PAÍS | 14 de junio de 2013
por LUIS HIDALGO“¿Por qué estas escribiendo?”. Sonaba Memory of the future y aún reconociendo que escribir no suena a futuro, tampoco es algo tan arcano en un festival avanzado. Miré a mi izquierda y lo preguntaba una joven con gesto sinceramente sorprendido. “Es que soy de prensa”, respondí intentando generar compasión: “entonces debes tener la cerveza gratis”. Antes de responder negativamente y ser correspondido con una expresión facial en la que leí “pobre pringao, currando mientras todos privan y encima a palo seco, el muy cretino”, pensé en lo mal que hemos manejado nuestras relaciones públicas los periodistas musicales, allí en nuestro castillo de marfil ahora asaltado por las tropas digitales que algún indocumentado aún persiste en descalificar globalmente. Volví a mi tarea cabizbajo.
Situación. Concierto de Pet Shop Boys, Polígono Pedrosa. Duración estimada unas dos horas, justo el tiempo de entregar 400 palabras que tapen un agujero en la página del diario. Si has de escribir mientras ves un espectáculo, no puedes usar la sala de prensa, alejada del mundanal ruido para que los juntaletras trabajemos tranquilos sintiéndonos un colectivo respetado. Solución: las barras de los bares. Su linealidad permite localizar un espacio sin mojar, a distancia prudencial del escenario. Allí instalas el ordenador. Reina la oscuridad y cada dos por tres has de abatir la pantalla para que iluminado el teclado con su luz puedas corregir lo que has escrito: Pet Shop Voys, dsádiba o especradored. Pelillos a la nar.
“Qué haces?”. Otra persona mata su aburrimiento conmigo mientras espera le sirvan una cerveza. “Soy periodista y estoy trabajando”, respondo cortante pero con educación. “¿Por qué?”, pregunta. Me sube la bilirrubina. “¿Verdad que no le preguntas a un taquillero del metro por qué expende billetes?, pues lo mismo, joder”. Sólo lo pienso. En un alarde de coordinación, mientras eso pienso mis labios articulan “en mi diario creen que mañana habrá alguien que quiera saber cómo ha ido el concierto de Pet Shop Boys”. “Ahhhhhhh, ¿no trabajas para una web?”.
Me viene de nuevo a la cabeza la mala prensa de la prensa escrita, que según parece no está facultada para ser inmediata. Si escribir de hoy para mañana resulta ser inmediato. Bajo la cabeza y corrijo, donde ponía “épica de camionero heterosexual”, escribo “épica proletaria”, no quiero tener problemas con los fans del Boss, por lo general chicos muy chicos pese a sus chalequitos. Pet Shop Boys hacen una versión deslumbrante de “Last to die”. Nada masculina, por cierto.
“Oye si escribes de música debes tener interés por los nuevos grupos”. Estoy en ese momento crítico del cronista musical: la jodida tecnología. La pieza está escrita, corregida, me paso sólo siete palabras de las 400 solicitadas y Pet Shop Boys están acabando con una sensacional, petarda y deshinibida Vocal, un pedazo de tema que arranca una explosión de júbilo descomunal entre el público. En todos menos en la persona que tengo al lado. Me sigue mirando tan quieto como Chris Lowe tras sus teclados mientras la web de mi cuenta de correo me escupe un texto en inglés que traduzco como “los hados microdigitales del espacio intertextual te estamos dando por ahí, estúpido. Vuelve a intentarlo”. “De verdad, no puedo hacerte caso ahora, tengo un problema”, le digo al joven que me mira como si tuviese un fez en la cabeza. Porfían ambos, el texto en inglés en la pantalla del ordenador y el chaval, que va más allá y ¡no te lo pierdas! me dice:…” es que tengo un amigo que ha ganado un concurso con su grupo y te quería pasar su maqueta”.
Tanta inoportunidad me deja atónito. Por fin la web reacciona y puedo transmitir el texto. Me disculpo ante el amigo del que ha ganado un concurso de rock y salgo al exterior a verificar telefónicamente que mi crónica no ha sido interceptada por el MOSAD o la CIA y la está descriptando un federal que encuentra sospechoso el concepto “épica proletaria”. El chaval me mira con desdén y me suelta: “tú te lo pierdes”. Es verdad.
Justo en ese momento una jovencita bastante alterada, no sólo por la diversión melódica de Pet Shop Boys, se acerca a mí y me estampa un cálido beso que siento admirativo en la mejilla. Por un lado me siento congraciado, por otro el beso me suena a reconocimiento hecho a un abuelte que mientras todos disfrutan estaba allí, tecleando mientras esquivaba cervezas, conversaciones indeseadas, distracciones mil y trampas de la tecnología digital. Me voy. Como siempre tardaré en dormir. Redactar mientras los artistas trabajan, ¡eso sí es un subidón! La tensión de escribir sin red dura más que el efecto de muchas drogas.
Basado en hechos completamente reales acaecidos en el Sonar la noche del 13 de junio entre 22:00 y 00:00h.
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La nueva rabieta del payaso tonto:
"Pues lo increíble es que Primavera Sound, “niños pijos” jugando a ”indies del siglo pasado” y exclusivistas dentro del caos que es Cataluña, no han sabido ni promocionar el concierto (Tame Impala). Quizá porque es Madrid, “otra nación”, fuera de Cataluña."
http://www.plasticosydecibelios.com/primavera-sound-fracasa-deja-sin-publicidad-tame-impala/
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que grande es el Julian.
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@serukusuo:6lutv4h8:
La nueva rabieta del payaso tonto:
"Pues lo increíble es que Primavera Sound, “niños pijos” jugando a ”indies del siglo pasado” y exclusivistas dentro del caos que es Cataluña, no han sabido ni promocionar el concierto (Tame Impala). Quizá porque es Madrid, “otra nación”, fuera de Cataluña."
http://www.plasticosydecibelios.com/primavera-sound-fracasa-deja-sin-publicidad-tame-impala/
La intensidad del colega es un poco cómica, no por lo que dice del Primavera sino por lo que suelta de Tame Impala, este pavo que ha escuchado en lo que va del 2013, 2 discos ?
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Da gracias que no ha escrito Time Impala, como Lucía Echebarría
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O Mela Empala….