Me gusta er fúrgol



  • @pulpo:1igrs9ci:

    Si hablamos en serio no vale la pena tener en cuenta que el chaval creyó que tendría más y mejores oportunidades en Londres cuando tenía 15 años. Ese rencor no lleva a ninguna parte. Ahora simplemente hablas de un profesional empleado de una gran empresa que se ajusta como ningún otro jugador en todo el mundo a lo que necesita tu plantilla (Xavi 31, Iniesta 27, Cesc 24).

    Cierto, pero según como abordes la negociación, puedes enviar un mensaje a la cantera que, tal vez, no sea el más indicado. Si repasamos las declaraciones de Hector Bellerín, otro de los canteranos que recientemente han abandonado el club para irse al Arsenal, nos encontramos con lo siguiente:

    "Voy con muchísima ilusión y con muchas ganas de llegar lejos en el fútbol y aprender de un juego como el británico. Cesc cogió el camino de salida y ha logrado ser capitán del Arsenal. Cuanto más grande es el reto, más grande es el éxito"
    "Nunca se puede cerrar las puertas a nada. Esta clarísimo que es un gran equipo el Barcelona y espero que siga ganando títulos como estos últimos años. Y bueno, me gustaría algún día volver a formar parte de este club, pero ahora mismo, tengo que pensar en lo que me espera y desearle lo mejor a todos mis compañeros y a toda la gente que me ha apoyado en todo este tiempo"

    Abordar la operación Cesc, incluyendo a Thiago, carga de razón a todos estos canteranos para irse y esperar una posible futura vuelta.



  • Bueno, es el equilibrio y es complicado de mantener. Si tienes 40 chavales entre el B y los juveniles esperando para subir al primer equipo, con ofertas de media Europa que a veces triplican lo que cobran en el Barça, es muy complicado reternerles; ya sea con Thiago o sin él.

    Pero ya verás como a Sergi Roberto no lo toca ni cristo. Ese ya sabe todo el mundo que le queda un añito en el B y directo al Camp Nou.

    Lo que es cristalino es que no todos van a poder estar en el primer equipo, ni siquiera el diez por ciento. Y que para jugar ahora en el Barça, o eres un fuera de serie, o el entrenador piensa que lo eres.



  • Es que Sergi Roberto es el amo. Quizás por ser el más sobrio y menos mediático, es a quien todo el mundo ve en el primer equipo. No descartaría que este año empezase a tener mayor protagonismo.

    Ah, y que jode que todos se vayan al Arsenal, que siempre nos pega el sablazo (Petit, Overmars, ahora con Cesc). Recuperar un jugador de ese equipo da mala espina. Si Thiago se va al Atlético con Lucho, no pasa nada.



  • A mí me joderá mucho no poder ver a Thiago el año que viene en el Camp Nou. Creo que es un superclase y tiene mucho potencial, pero también es verdad que le falta, lo que se dice, aprender el oficio, darse algunas ostias y trabajar.

    Si lo venden con opción de recompra por mí bien. Si lo venden al tuntún, por mí mal o muy mal, aunque habrá que ver si se convertirá en en un Cesc o en un Giovanni.



  • Yo creo que Giovani es mejor jugador de lo que ha demostrado. El verse relegado a una de las bandas, quizá, no era lo mejor para él, como tampoco lo era las fiestas que parece que se metía. No es un crack ni mucho menos, pero, sí un buen complemento. Un poco como el actual Jeffren (el problema de éste son las lesiones).

    Ante la tesitura de Thiago, y la de cualquier otro jugador joven que apunte maneras, el Barça puede optar por darle minutos y entender que un jugador de esa edad puede permitirse más errores que el resto, o puede delegar esa etapa final de formación a otro equipo. El Arsenal es un buen equipo, pero si alguien falla, no pasa nada. Por eso jugó Cesc, y por eso ahora juega Willshere, entre otros. Lo que está claro es que Guardiola no dudó ante Busquets y Pedro, pero sí muestra más reticencias con otro tipo de jugadores, generalmente los más creativos o especiales. El temor del aficionado es que la criba no se haga de un modo acertado, y que el club se desprenda de jóvenes a precio de saldo y que posteriormente se conviertan en grandes jugadores, mientras por aquí se siguen quemando millones con jugadores que deberían contar con menos confianza por venir de donde vienen y que no acaban dando el callo. Además, el Barça cuenta con un filial sólo una categoría por debajo, y eso se ha de aprovechar.

    Viva, también, Sergi Gómez.



  • Un filial que ha quedado 3 de su categoría, que podría estar luchando por el ascenso. De hecho, podría haber conseguido el ascenso directo de haber podido luchar por él, con todos sus jugadores….



  • Iba a extenderme, pero qué diablos, esto está mucho mejor y pienso igual:

    http://martiperarnau.blogspot.com/2011/06/cesc.html

    @30segundossobreTokyo:1dol45b1:

    Ya que lo tengo al teléfono, se dice que lo del chileno está casi hecho. 30 kilos y Bojan.

    A mi me gusta más el italiano del Villareal. ¿Estoy en lo cierto o me equivoco?

    A mí me suena que lo de Alexis es para presionar al Villarreal y que baje. Igual me equivoco y es justo lo contrario. Pero los dos no vienen, claro está. Y Rossi es mejor, está hecho a La Liga y juega en el Villarreal, quizás lo más parecido al Barça que hay en Europa.

    Por otra parte, la gente se pone de lso nervios cuando uno pide 45 millones por Neymar o 30 y pico por Alexis. Que los pidan, a ver quién pica. Ayer escuché algo magnífico: el agente de Neymar al aparato, hablando que si Madrid, que si Barça, que son 45 kilos para hablar, y un periodista (deportivo y español, ojo) le suelta "Oiga, ¿y qué ha ganado este chico?". El otro, descolocado, balbucea algo de campeonato Paulista y tal, y le repreguntan "Como gane dos Libertadores ¿qué? ¿150?" Bravo.



  • Por esa regla de tres Valerón debería pagar por jugar al fútbol, su palmarés se reduce a bajar segunda división con dos clubes de los históricos (Atleti y Depor) y poco más, así que eso son chuminadas (y ojo, que Neymar me parece una mierda pinchada en un palo).

    Tema barça 2011-2012: El barça debe aprovechar el excedente de producción de la Masía para empezar a colocar a sus jovenes proyectos de crack en equipos competitivos, asegurándose que la vuelta sea más económica que con Cesc. El Arsenal me parece un excelente club para Thiago. Lo que me da miedo es lo gato viejo que es Wenger en las negociaciones (me faltan dedos en las manos para contar las veces que el gabacho nos ha dado por el rascayú) y lo poco bregados que veo en este aspecto a la directiva del Barça.

    Por otro lado esta temporada ha quedado en evidencia la bendita potra que llevábamos con los jugadores del filial. Subir a dos jugadores de clase mundial en dos temporadas consecutivas (Pedro y Busquets) de tercera división a jugar finales de Champions (e incluso de un mundial) es algo casi imposible. Este año era más propicio para que algún jugador de la cantera se afianzase con la plantilla más corta y las lesiones de larga duración y ninguno ha conseguido ganarse la confianza de Guardiola.

    En el aspecto refuerzos creo que estamos pecando de lo que adolece el Madrid de Florentino, pensar mucho en los de arriba y olvidarnos de los defensas (claro que también me rijo por el humo que intentan vendernos la prensa deportiva y que es mucho más atractivo de hablar de los que meten goles que no de los que tratan de evitarlos), pero un central bregado y un lateral polivalente de nivel (lo siento pero Maxwell y Adriano están muy por debajo del nivel Barça) hacen más falta que el aire que respiro.



  • Adriano sino se lesionara tanto para mi cuando está en forma, si tiene nivel Barça, antes de lesionarse en el tramo final de temporada para mi estaba jugando a gran nivel y cumpliendo con creces , es mucho más completo que Maxwell.

    Por cierto, ya tenemos pre-acuerdo, como cada año:

    http://www.sport.es/es/noticias/barca/2 ... 5476.shtml



  • La parte de atrás ncesita un lateral zurdo como el comer, yo diría que dos. Y la conversión total de Abi en central. Masche es mejor central que cualquiera de los que podamos fichar.
    Creo que un extremo puro sería interesante fichar. Y un delantero cetro troncomóvil de suplente. Por tener alternativas.



  • @tethor:34spcfi7:

    Por esa regla de tres Valerón debería pagar por jugar al fútbol, su palmarés se reduce a bajar segunda división con dos clubes de los históricos (Atleti y Depor) y poco más, así que eso son chuminadas (y ojo, que Neymar me parece una mierda pinchada en un palo).

    Venga, tethor, que me ha entendido. Valerón llevó al Depor a unas semis de Champions -vaya año del canario y de Tristán- codeándose con lo mejor del continente. Y se hizo un nombre en la élite brillando cuando jugaba contra la élite. En cambio, este chaval no ha hecho aún ná de ná.



  • @FUN:3mixmocd:

    Todo culpa de Rosell como ya he dicho anteriormente, si sigue a este ritmo en sus años de mandato nos dilapida los valores que han hecho del Barça "més que un club" fichando a base de talonario, largando a chavales y cargándose una seña como las secciones.
    El Barça solo debe fichar fuera a tipos que realmente marquen la diferencia, y con perdón Cesc ahora mismo no lo hace, Rossi o el Kun sí, eso es lo que se debe fichar y para el centro del campo confiar en S.Roberto y Thiago. Centrales yo no fichaba a ninguno y con Bojan y Jeffren si hacia caja, han demostrado los dos sobradamente no valer para el primer equipo, para acometer el fichaje de dos delanteros, esenciales para el año que viene y la multitud de competiciones que vamos a disputar.

    En resumen: Jan, deja de hacer el gilipollas en política y vuelve, venga.

    Yo opino diferente a ti ( tal vez también respecto la mayoría XD), Bojan y Jeffren han demostrado en los pocos partidos jugados que son válidos, pero yo sí los vendería por diferentes razones. Bojan necesita minutos para coger confianza y demostrar su potencial, pero en el Barça no ha demostrado su valía no sólo por los minutos sino también porque no se a adaptado bien a la banda. Cuando ha jugado de delantero centro ha metido goles ( con rijkaard o cuando sustituyo a Ibra, aunque en este caso también empezaba las jugadas desde la banda).
    Jeffren no ha tenido ninguna continuidad por las lesiones, pero en los pocos minutos jugados ha metido goles y ha demostrado que tiene muy buen 1 vs 1. A ver si tiene más suerte en otro equipo.
    Y por favor no resucites a Laporta, que tampoco es un semidiós. Desde un punto de vista deportivo sí hizo una buena gestión, pero el club tiene la deuda que tiene y se tiene que mejorar el balance económico para reducirla y para que no tengan que poner los directivos dinero propio ( si todo se basa en esto, que avala la directiva para cubrir los años con pérdidas). Yo puedo no estar a favor del recorte en las secciones no profesionales, pero estoy más en contra de los fichajes de Keirrison y Henrique. Estos equivalen a muchos presupuestos de secciones no profesionales. Esos dos jugadores que no han pisado ni pisarán el Camp Nou se ficharon en la época Laporta, una vergüenza. Ni Laporta es el salvador ni Rosell es el Diablo, ni al revés.



  • Vaya si me acuerdo de ese Deportivo. Joder en esa época con Pandiani, Luque, Víctor, Tristán, Valerón, Romero, Manuel Pablo…

    Míticos cuartos de final contra el Milan, con esa remontada y el posterior robo en semis contra el Oporto de Mourinho y su ya mítico "ya os dije que estabais un poco creciditos"

    Todavía me acuerdo del cabrón de Makaay o el loco de Djalminha que ganaron la Liga 99/00 o el Centenariazo del Bernabéu, con un Mauro Silva imperial.

    Una pena que hayan bajado a 2ª



  • @Guilen:3va22f2m:

    Vaya si me acuerdo de ese Deportivo. Joder en esa época con Pandiani, Luque, Víctor, Tristán, Valerón, Romero, Manuel Pablo…

    Míticos cuartos de final contra el Milan, con esa remontada y el posterior robo en semis contra el Oporto de Mourinho y su ya mítico "ya os dije que estabais un poco creciditos"

    Todavía me acuerdo del cabrón de Makaay o el loco de Djalminha que ganaron la Liga 99/00 o el Centenariazo del Bernabéu, con un Mauro Silva imperial.

    Una pena que hayan bajado a 2ª

    volveremos!



  • @Guilen:1ihlz9ht:

    Vaya si me acuerdo de ese Deportivo. Joder en esa época con Pandiani, Luque, Víctor, Tristán, Valerón, Romero, Manuel Pablo…

    Míticos cuartos de final contra el Milan, con esa remontada y el posterior robo en semis contra el Oporto de Mourinho y su ya mítico "ya os dije que estabais un poco creciditos"

    Todavía me acuerdo del cabrón de Makaay o el loco de Djalminha que ganaron la Liga 99/00 o el Centenariazo del Bernabéu, con un Mauro Silva imperial.

    Una pena que hayan bajado a 2ª

    Más mérito tenían con lo fiestas que eran.

    Yo creo que el barsa no necesita a Cesc y al mismo tiempo es justo el futbolista que le falta al Moudrid, la pieza perfecta.



  • Ni Gary Lineker, ni Cliff Bastin, ni Peter Osgood, ni Ian Rush, ni siquiera Jimmy Greaves o Bobby Charlton. Ningún inglés ha conseguido marcar la friolera de 60 goles en un solo campeonato. El hombre que consiguió ese récord insuperable se llamaba William Ralph Dean, aunque era más conocido como Dixie Dean. En la temporada 1927-28, Dixie fue una máquina imparable de hacer goles y logró anotar la mágica cifra de 60 tantos en 39 partidos con el Everton. A día de hoy, nadie ha conseguido acercarse, ni por asomo, a esas cifras. Dean, un pistolero del área que sorprendentemente sigue siendo un desconocido fuera de Inglaterra, es el segundo máximo goleador de todos los tiempos en la Premier League, por detrás de Arthur Rowley (419 goles en 600 encuentros). Por su parte, Dixie Dean, el delantero del Everton, dejó unos números más propios de un extraterrestre que de un ser humano: 349 goles en 399 partidos. Pero detrás de todas esas cifras, esos registros mareantes y esos goles imposibles, la figura de Dixie Dean, hoy desconocida para la mayoría de la opinión pública, fue gigantesca enla década de los veinte y los treinta. Su apodo de Dixie - que nunca acabó de gustarle- fue un nombre de guerra con el que le etiquetaron los aficionados, debido a su complexión oscura y su pelor rizado de color negro, características propias de afroamericanos del sur de Estados Unidos. Dixie, que siempre prefería que le llamaran simplemente Bill, no sólo brillaba como un delantero centro soberbio, como una máquina imparable de golear, sino que destacaba por ser un tipo con un carisma excepcional, despertando admiración allá donde fuera. Dean se convirtió en algo más que un simple futbolista cuando, según la leyenda, se negó a saludar a Adolf Hitler, el Führer, durante una gira estival por la Alemania nazi. También fue la portada de todos los diarios norteamericanos cuando la gran estrella del béisbol, el bateador Babe Ruth, viajó hasta Londres sólo para estrechar la mano del gran Dixie. Además, sólo Dixie Dean logró pasar a la historia del fútbol en Hampden Park por un hecho sin precedentes. Después de que finalizara un Escocia-Inglaterra, el público escocés coreó su nombre y le obligó a salir al césped después del choque para tributarle una cerrada ovación. Así de admirado era Dixie Dean, un goleador con un corazón de oro y una cabeza prodigiosa. Bill Shankly, Biblia del fútbol inglés y a la sazón, entrenador del Liverpool- encarnizado rival del Everton - no dudó en definir qué significó la figura de Dixie Dean en Inglaterra. Según Shankly, “Dixie Dean fue, al fútbol, lo que Mozart a la música”.

    El señor y la señora Dean llevaban casi quince años casados, tenían cuatro niñas y vivían en una modesta casa de Birkenhead. Su primer y único hijo varón nació un 22 de enero de 1907, y los Dean bautizaron a aquel renacuajo como William Ralph Dean. El primer varón de la familia Dean, según testimonios de la época, no tuvo una infancia demasiado placentera. Su padre era maquinista de trenes y pasaba poco tiempo en casa, mientras que su madre, que llegó a vivir hasta los noventa años, estaba demasiado ocupada en las labores domésticas y en sus cuatro hijas. Quizá por eso el pequeño William fue enviado con sólo once años a una escuela a las afueras de la ciudad, donde empezó a conocer los secretos de un deporte que causaba furor en Inglaterra, el football. Para ganarse algún dinero mientras estudiaba, William aceptó un trabajo como ayudante del lechero del barrio, así que se vio obligado a levantarse cada día a las cuatro de la madrugada, para levantar pesados bidones de leche e ir repartiendo la mercancía por las casas. Un trabajo que, a posteriori, sería fundamental para conseguir que el hijo de los Dean desarrollara una condición física extraordinaria. Cuentan que, precisamente mientras trabajaba como ayudante del lechero, su padre quiso meterle en la sangre el veneno por la pelota, y decidió llevarle al estadio del Everton. Padre e hijo acudieron al campo, y el menor de los Dean acabó tan entusiasmado con aquel equipo que decidió hacer un juramento de amor eterno. “Padre, algún día jugaré en el Everton”.

    A partir de ese día, William Dean se aplicó en el fútbol, y comenzó a destacar como un delantero de muchísima potencia física, cuya gran característica era el remate de cabeza. Con apenas 16 años, William Dean, al que ya conocían en el barrio como Dixie por sus rasgos de color , fichó por el Tranmere Rovers, que militaba en la Third Division y que se convertía en su primer equipo. Allí pasó un par de temporadas fogueándose y puliendo su entonces rudo estilo en el remate. Con la camiseta del Tranmere anotó 30 goles, cifras que llamaron la atención del Everton, un equipo que andaba buscando un delantero de garantías. Así que en 1925, cuando Dixie Dean tenía sólo 18 años, llegó su gran oportunidad El Everton decidió rascarse el bolsillo a base de bien y depositó la cifra récord de 3.000 libras esterlinas por su fichaje. Tal y como le había jurado a su padre, William Ralph Dixie Dean ya había cumplido su sueño, jugar en el Everton. A finales de esa campaña, llegaría a disputar siete partidos y anotaría dos goles en su equipo de toda la vida. Sin embargo, en la siguiente temporada, la de 1925-26, Dixie Dean destapó el tarro de las esencias y mostró todo lo que llevaba dentro. En 38 encuentros, Dixie había dejado su firma en la portería contraria en 32 ocasiones. Con aquellos registros el mismo año de su debut, Dixie se convertía en el gran ídolo de la afición del Everton. Dean tenía carisma, potencia y un remate de cabeza poderosísimo, que llegó a perfeccionar gracias a un duro entrenamiento diario realizado con balones medicinales, junto a su compañero y amigo Tommy Lawton.

    Pero en junio de 1926, sólo unos meses después de su fichaje por el Everton, la carrera de Dixie Dean estuvo a punto de acabar. Dean decidió pasar las vacaciones junto a su novia al norte de Gales, y en mitad de ese periodo de asueto estival, sufrió un grave accidente de motocicleta en la carretera de St. Asaph. Dixie presentaba heridas gravísimas cuando llegó al hospital, y los médicos muy pronto advirtieron que el bueno de Dixie tenía la mandíbula rota, una fuerte contusión en las costillas y una fractura de cráneo. Ante ese cuadro clínico, los doctores dejaron meridianamente claro que la carrera futbolística del delantero del Everton había finalizado con ese accidente de motocicleta. Pero los galenos andaban muy equivocados. Dixie se recuperó de sus heridas, mejoró de la mandíbula y entonces los doctores encontraron una solución para el cráneo del delantero centro del Everton. Le insertaron unas placas de metal en la cabeza para reparar su fractura craneal y, en apenas unos meses, Dixie Dean se restablecía de manera admirable. No sólo había recuperado su salud y podía volver a hacer una vida normal, sino que Dean anunciaba que volvía a los terrenos de juego para seguir marcando goles. Milagrosamente, Dixie Dean volvió a jugar y volvió a convertirse en una máquina de golear. Seguía disparando misiles con la pierna derecha, y seguía rematando de cabeza de manera imparable para los porteros, hasta el punto de que muchos periodistas bromearon y llegaron a decir que su secreto estaba consistía en su famosa fractura de cráneo, ya que “con esas placas en la cabeza, se remata aún más fuerte”. El caso es que Dixie Dean, a su regreso en 1927, anotó goles cruciales y su decisivo en la conquista del campeonato para el Everton.

    Después, Dixie Dean regaló al fútbol un rosario de goles y cabezazos inapelables. En la temporada 1927-28 consiguió el récord goleador de todos los tiempos en la liga inglesa, anotando 60 goles (sesenta, para y pasa) en sólo 39 encuentros. En la 1928-29 marcó 26 en 29 partidos, en la 29-30 firmó 23 en 25, e incluso cuando su Everton descendió de categoría, el bueno de Dixie fue decisivo en el ascenso, al convertir 39 tantos en 37 encuentros disputados. Y en la temporada siguiente, con su Everton ya en división de honor, Dean volvería a estremecer al Reino Unido descargando otra tormenta goleadora que llevaría al título a su equipo, con 45 tantos en 38 partidos. Con 399 partidos en las piernas y 349 muescas en su revólver de pistolero del área, Dixie Dean abandonó el Everton en el año 1937. Fatigado y hasta saturado de tanto gol, con un físico venido a menos y una edad avanzada, Dixie acabó dando tumbos en varios equipos de menor enjundia, como el Notts County, el Sligo Rovers y el Hulls FC, donde acabó colgando las botas en 1939.

    Lejos de los vestuarios, del olor a linimento y de la gloria de sus goles, Dixie Dean pasó el resto de sus días como dueño de un pub en Chester, que llegó a tener bastante éxito en los años cuarenta, ya que eran muchos los aficionados curiosos que solían darse cita allí para tomarse una pinta de cerveza y poder ver de cerca al mejor jugador de la historia del Everton. Aquel pub, llamado ‘The Dublin Packett’ llegó a ser uno de los lugares más frecuentados de la zona por aquellos años, y durante cierto tiempo, esa fue una de las etapas más felices de la vida del gran goleador toffee. Sin embargo, en 1974, la muerte de su esposa fue un golpe demasiado duro para el bueno de Dean, que nunca llegó a superar el hecho de separarse de la que hasta entonces había sido, junto a la pelota, su más fiel compañera. Ese fue el inicio de una época dolorosa, en la que Dixie tuvo problemas financieros, abandonó el pub e incluso tuvo que ser ayudado económicamente por el club, para poder sacar adelante a su hija Bárbara. Todo se complicó más de la cuenta cuando Dixie Dean sufrió una trombosis en 1976, y los médicos se vieron obligados a amputarle la pierna derecha - aquella que disparaba misiles en los campos de fútbol- para poder salvarle la vida. Cuatro años más tarde, William Ralph Dean, Dixie Dean, fallecía de un infarto en Goodison Park, el estadio que siempre fue su casa. A su funeral acudieron miles de aficionados y de ilustres del fútbol británico. Bill Shankly, el genio del Liverpool, honró la memoria de Dean con unas curiosas palabras hacia todos los que allí se dieron cita. “Sé que éste es un momento triste, pero creo Dixie Dean estaría feliz si supiera que a su funeral han acudido muchos más de los que suelen acudir a un partido del Everton cada sábado. Fue muy grande, como persona y como delantero.”

    A día de hoy, algunas productoras británicas planean el estreno de “Dixie, La leyenda del pueblo”, una película sobre la vida de Dean. Pero, por si acaso esa película nunca llegara a estrenarse, un humilde consejo. Compre un billete de avión con destino Londres. Agarre un taxi o alquile un coche con dirección a Liverpool. Marche en dirección a Goodison Park y haga parada y fonda en el estadio del Everton. Una vez allí, levante la vista. Se topará con una gigantesca estatua esculpida en bronce. Se trata de una réplica de Dixie Dean después de marcar un gol al Arsenal, con el balón bajo el brazo. Si se acerca mucho a la estatua, y si usted retira algunos ramos de flores colocados a los pies de la estatua, quizá pueda leer la inscripción que hay grabada en la piedra: “Dixie Dean: Footballer, Gentleman, Evertonian.” Después, pregunten quién era ese tipo.Merece la pena, créanme



  • El partido de la muerte

    Corría el año 1941. El yugo de los nazis amenazaba a Europa, los ejércitos de Hitler habían invadido la Unión Soviética y Kiev, la capital de Ucrania, caía bajo el empuje de los tanques alemanes el 19 de septiembre. Durante los meses siguientes la ciudad se convierte en un infierno de miseria, muerte y desesperación. Sobre todo para los presos soviéticos liberados, a los que no se les permitía trabajar ni vivir en casas propias, condenándolos a la indigencia. Entre aquellos soldados, después de haber escapado con vida de un campo de prisioneros, se hallaba Nikolai Trusevich, el gigantesco portero del Dinamo de Kiev. El estallido de la guerra había acabado por disolver su equipo, y Trusevich sobrevivía al frío y al hambre en absoluta mendicidad. Vagaba por las calles de Kiev sin haber probado bocado en varios días, con agudos síntomas de desnutrición y sin techo alguno donde cobijarse. Fue entonces cuando Josef Kordik, un panadero de origen alemán, reconoció a su ídolo nada más verlo. En tiempos de paz le hubiera pedido un autógrafo, pero a Kodrik no le iba nada mal en tiempos de guerra, y decidió aprovecharse de él. Le ofreció algo de comida, le dio un abrigo raído y le contrató como barrendero de su negocio. A cambio, le encargó encontrar a sus compañeros, los jugadores del poderoso Dinamo de Kiev, a los que fue contratando poco a poco para trabajar en la panadería. Allí, entre entre harina, levadura y sal, nació el FC Start, un equipo de nuevo cuño formado por integrantes del Dinamo y por futbolistas del Lokomotiv. Los integrantes originales de aquel heroico equipo fueron ocho nombres que pasaron a los anales de la historia del fútbol primero, y de la Segunda Guerra Mundial después. Ocho jugadores del Dinamo de Kiev formaban la columna vertebral del equipo. Eran Nikolai Trusevich, Mikhail Putistin, Ivan Kuzmenko, Makar Goncharenko, Mikhail Sviridovskiy, Nikolai Korotkykh, Aleksey Klimenko y Fedor Tyutchev; el resto del Start lo completaban tres jugadores de otro equipo de Kiev, el Lokomotiv: Vladimir Balakin, Vasiliy Sukharev y Mikhail Melnik. Todos presentaban un lamentable aspecto físico, hasta el punto de que algunos de ellos estaban afectados de neumonía, y la mayoría no había comido de manera decente en los últimos quince días. Makar Goncharenko, una de las estrellas del Dinamo, relataba así su ‘fichaje’ por el Start FC, y su trabajo en la panadería número 3 de Kodrik…

    • Me escondía en la casa de mi suegra. Nikolai me contó la idea y lo ayudé a encontrar al resto de los muchachos. Estábamos desesperados, necesitábamos comida y techo. No se podía elegir.

    Para ellos no había elección, pero, su salvador, el panadero Josef Kordik, estaba a años luz de comulgar con la conciencia del célebre Oscar Schindler. No había rescatado de las garras del hambre a los futbolistas por un fin altruista, sino todo lo contrario. Con el propósito firme de hacer caja, se reunió con miembros destacados del Tercer Reich alemán y les hizo ver la posibilidad de poder enfrentarse a través de partidos amistosos con el Start, el equipo soviético al que él mismo había decidido dar cobijo en su panadería. La propuesta de Kordik se convirtió en la coartada perfecta para perpetrar un crímen deportivo que ensalzara la propaganda nazi, con el balón de por medio. Los nazis, unos expertos en la materia, ya habían manchado la pelota en Austria, y se habían quedado con ganas de organizar la Copa del Mundo en 1942. Ucrania era territorio conquistado, y qué mejor que una serie de partidos de fútbol para engatusar a la población con el opio del pueblo, para dar una falsa sensación de normalidad.

    Kordik puso una vela a Dios y otra, al diablo y, después de cobrar un buen dinero por adelantado, obligó a los futbolistas a jugar contra los equipos de fútbol de los nazis. Gracias a los generosos donativos de sus compatriotas, los jugadores del Start consiguieron once camisetas rojas, once pares de calcetines remendados y unos cuantos pares de botas viejas. El 7 de junio de 1942, jugaron su primer partido. Los futbolistas del Start FC, pese a estar famélicos y haber trabajado hasta altas horas de la madrugada el día anterior, vencieron 7-2. Su siguiente rival fue el equipo de una guarnición húngara. Los magiares tampoco fueron suficiente enemigo y cayeron goleados por los presos ucranianos, por 6-2. Más tarde, cuando muchos de los jugadores del Start recuperaron sus mejores condiciones físicas, fueron capaces de anotar hasta once goles a un combinado rumano, reforzado por varios alemanes. Después de tres goleadas consecutivas, lo que había arrancado como un negocio para el panadero Kodrik y como un pasatiempo para el yugo nazi, se estaba empezando a convertir en un estorbo para la supremacía de los alemanes en Ucrania. Habían ocupado Kiev, sí, pero aquel equipo, el Start, se había convertido en un ejemplo de orgullo, en un símbolo de resistencia, en el último bastión de la esperanza local. Aquellos tres triunfos provocaron que Trusevich, el portero, arengara a sus compatriotas a seguir la línea mostrada en sus primeros compromisos…

    • No tenemos armas, pero venceremos en la cancha a los fascistas bajo los colores de nuestra bandera.

    Las palabras de Trusevich se clavaron como un puñal en el Tercer Reich, y el verano de 1942 sirvió para que los alemanes comprobaran, frustrados una y otra vez, cómo aquel Start vencía, uno por uno, a todos los combinados que los nazis presentaban. El 17 de julio, el Start dio buena cuenta de un equipo integrado por soldados alemanes, que encajaron un humillante 6 a 0. Ocho días después, el Tercer Reich les instó ‘amablemente’ a enfrentarse al MSG húngaro. Pero el poder de persuasión de los nazis que quedó sin efecto ante dos nuevas exhibiciones de Trusevich y sus compañeros, que vencieron primero por 5 a 1 y, dos días más tarde, certificaban su victoria en la revancha, dominando por 3-2. Después de aquellos resultados, el valeroso Start había agotado el vaso de la paciencia de los nazis. Derrotar a aquel conjunto de fútbol se había convertido en una situación enquistada para el Tercer Reich, y los nazis se aplicaron para llevar a cabo una venganza deportiva que sometiera, de una vez por todas, a aquellos prisioneros de guerra que vivían en una panadería, vigilados por guardias.

    La venganza de los nazis se cocinó a fuego lento, y el brazo ejecutor fue la policía secreta alemana, las brigadas de elite conocidas como las SS. El 6 de agosto de ese año, en el estado Zenit, los nazis organizaron un partido en el que, con el balón como pretexto, se jugaban algo más que el honor. Por el lado alemán compareció un equipo invicto formado por miembros de la Flakelf, la temible Luftwaffe alemana - las fuerzas aéreas nazis-, reforzado por varios futbolistas profesionales de Baviera. Presentaban un magnífico aspecto, una dieta equilibrada y unos flamantes uniformes negros, con una esvástica bordada en el pecho y medias con ribetes blancos. Enfrente estaba el Start, el equipo de los presos soviéticos que se negaban a perder, y que presentaban un aspecto físico lejos de estar en condiciones mínimas para poder competir. Lucían uniformes rojos algo descoloridos, vestían overoles recortados y calzaban botas de trabajo. A pesar de que los prisioneros no habían comido el día antes, y de que la mitad del equipo estaba en los huesos, algunos oficiales alemanes decidieron dar las instrucciones pertinentes para coaccionar a los soviéticos. A Trusevich y compañía les ‘aconsejaron’ que no se emplearan a fondo, y el árbitro fue designado a dedo, con la recomendación de mirar para otro lado en caso de que los alemanes cayeran en el juego brusco. Con nada que ganar y mucho que perder, los de Kiev salieron al campo, recibieron una tormenta de patadas en contra sin rechistar, y golearon sin piedad a los alemanes por 5 a 1. Al día siguiente, los periódicos locales de la Ucrania ocupada no se hicieron eco de la victoria ucraniana, y los propios futbolistas se reunieron en la panadería, sabedores de que sus vidas tenían las horas contadas. Esa confirmación les llegó cuando, al día siguiente, las SS les informaron de que el 9 de agosto se celebraría un partido ‘definitivo’ de revancha. Era una declaración de intenciones. Un ultimátum.

    El domingo 9 de agosto no cabía un alfiler en el graderío del Zenit Stadio. Las tribunas estaba ocupadas por oficiales nazis y las galerías, por miles de ucranianos, custodiados por alambres de espino y cientos de soldados. Antes del choque, un oficial de las SS entró en el vestuario ucranio, miró a los prisioneros de guerra y se dirigió a ellos en ruso, utilizando un tono autoritario y solemne.

    • Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto. Es un órden.

    Los alemanes - camiseta blanca y pantalón negro-, siguieron las instrucciones al pie de la letra. Pisaron el campo, presentaron formación y saludaron a las autoridades del palco con el brazo en alto. Todos gritaron ‘¡Heil Hitler!’. Los ucranianos - camiseta roja y pantalón blanco- no pusieron precio a su dignidad. Saltaron al campo, presentaron formación en fila india, alzaron el brazo…y obedecieron las órdenes de su corazón. Ignorando la advertencia del árbitro, se llevaron el brazo al pecho y en lugar de gritar a favor el Führer, aunaron sus voces en un desgarrador grito que resonó por las gradas del estadio:

    • ¡Fizculthura! [eslogan soviético sobre la cultura física]

    Era el enésimo desprecio de los prisioneros hacia los consejos de sus vigilantes, y en esa atmósfera comenzó el encuentro. Con los ucranianos mostrando rebeldía y con los alemanes deseosos de pisotear el orgullo de aquellos prisioneros de guerra. Los teutones marcaron primero, pero el Start reaccionó con varias combinaciones de contragolpe y consiguió darle la vuelta al marcador, marchándose a los vestuarios con 2 a 1 a su favor. Una vez en la caseta, los soviéticos recibieron varias ‘visitas’ de oficiales alemanes que se afanaban en exigirles que levantaran el pie del acelerador en la segunda mitad, so pena de perder la vida. Incluso les amenazaron con asesinarles si se atrevían a salir al campo en el segundo tiempo. Sin embargo, los jugadores del Start declinaron sus miedos y decidieron saltar al terreno de juego. Estaba en su mano humillar al ejército invasor, derrotar en el campo a los que les habían arrebatado la vida a sus compatriotas, y era un partido que querían ganar. No importaba a qué precio. No importaba si se perdía la vida. El Start salió al campo, pisó el acelerador, jugó como nunca y marcó más goles. Con 5-3 a favor de los presos, el habilidoso Klimenko realizó una incursión en la zaga alemana, regateó al portero y, cuando todos esperaban el gol, se dio la vuelta y chutó hacia el centro del campo. Las gradas del estadio Zenit se venían abajo. Klimenko había encontrado el modo de machacar el orgullo alemán, y de dar una bofetada brutal a las SS. El estadio se vino abajo y se escuchó una ovación atronadora para el valor de los prisioneros de guerra. El comandante de ocupación alemán, Eberhardt, era insultado por un verdadero coro popular, y decidió abandonar el estadio absolutamente avergonzado.Una nota de prensa de las SS resumió el choque de manera tan escueta como tendenciosa.

    • Fue un partido entre el Start local y el Flakelf, un encuentro lo de menos fue el resultado. Fue un partido lleno de deportividad e igualdad. Enhorabuena a ambos bandos.

    Días después, los alemanes les hicieron jugar contra el Rukh, en un choque donde volvieron a amenazarles de muerte si ganaban. El Start habló en el campo. Lo hizo de manera contundente. Con un 8 a 0. Fue el desencadenante de una visita sorpresa de la GESTAPO a la panadería de Kodrik. Había comenzado la cacería humana. Nikolai Korotkykh fue el primero que murió. Lo torturaron con saña, hasta matarlo, aunque no consiguieron que de su boca saliera el nombre de algunos colaboradores comunistas. Los otros diez jugadores del Start fueron enviados al infierno de Sirtez, un campo de concentración de dureza extrema. Ivan Kuzmenko, delantero centro, fue ejecutado después de que una brigada alemana sufriera el ataque de un grupo de partisanos. Más tarde llegaría el turno para el orgulloso Klimenko - el que se negó a marcar el gol después de haber regateado al portero-, al que asesinaron a sangre fría. A Trusevich, el guardameta y fundador del Start, le llegó la hora un día después. Cuenta la leyenda que murió con la cabeza bien alta, y dejando para el recuerdo una última frase que perseguiría hasta el final a sus verdugos.

    • Podéis matarme a mí, podéis asesinarnos a todos, pero el deporte rojo nunca morirá.

    Goncharenlo, Tyutchev y Sviridovsky sobrevivieron de milagro a las ejecuciones de los alemanes. Cuando los nazis abandonaron Kiev y el Ejército Soviético de Stalin venció a los nazis, todo parecía indicar que el infierno de los futbolistas del Start había acabado. No fue así. De manera tan injusta como sorprendente, los supervivientes del horror fueron acusados de colaboracionismo, por jugar a fútbol con el enemigo en época de guerra. Ninguno de los tres fue ejecutado por la policía represora de Josef Stalin a cambio de silencio absoluto. Los stalinistas no sólo no consideraban que aquellos prisioneros de guerra no habían tenido un comportamiento heroico, sino que fueron acusados de “confraternizar” con el nazismo y las SS. Hasta 1959, Goncharenlo, Tyutchev y Sviridovsky, así como el resto del equipo ya fallecido del Start, tuvieron que vivir con la vergüenza de ver cómo eran repudiados por sus propios compatriotas, después de haber dado su vida por resistir al enemigo. Un libro editado en Ucrania, The Final Duel, investigó el caso del Start, después de una minuciosa investigación acerca de cómo fueron los hechos y de qué modo encontraron la muerte aquellos futbolistas. Cuando cayó la Unión Soviética, la URSS, el periodista Andy Dougan decidió escribir la novela ‘Dynamo: El partido de la muerte’, en cuyas páginas se detallaba, de manera exacta, la tragedia de los jugadores del Start. Dougan contó con el testimonio del único futbolista vivo del Sart, Makar Goncharenko que, poco antes de fallecer, en 1996, seguía pensando que no era un héroe…

    • Mis amigos no murieron porque fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros porque dos regímenes totalitarios se enfrentaron. Estábamos condenados a ser víctimas de una masacre a gran escala.

    En 1961, la película húngara “Két félidő a pokolban“ se basó en esos hechos reales para honrar la memoria de aquel equipo, y veinte años después, el director de cine americano John Huston usaría la historia para construir el guión de su película ‘Evasión o Victoria’. En aquella cinta se dieron cita futbolistas famosos como Pelé, Bobby Moore o Ardiles, mezclados con actores de talla internacional como Silvester Stallone, Michael Caine o Max Von Sydow. La película de Huston fue un gran éxito en la taquilla, pero no reflejó el lado más crudo del triste relato del Start ucraniano. Huston prefirió ignorar que, en la vida real, los malos sí pueden ganar.

    A día de hoy, en Ucrania, los jugadores del FC Start son héroes de la patria, y su trágica historia forma parte del temario de los libros de texto que se estudian en los colegios de Kiev. En el estadio Zenit se mandó esculpir en mármol una placa con la siguiente leyenda:

    • A los jugadores que murieron, con la frente en alto, ante el invasor nazi.

    Quienes fueron testigos de ‘El partido de la muerte‘, quienes conservan una entrada de aquel partido, el más triste de la historia, tienen asegurado, de por vida, un pase vitalicio para asistir a todos los encuentros del Dínamo de Kiev.



  • Ecléctico,

    ¿has aprendido a escribir recientemente?

    Ah no… es que no sabes ni citar



  • que rancio

    en fin, a mi me han gustado ambas historias, ponen un poco de perspectiva a toda la mierda de hoy dia, medios de comunicación, mamoneos, millones de euros…



  • Es de Ruben Uria no me he dado cuenta de ponerlo. Por aqui ya he puesto mas articulos suyos. Y tienes razon eso mismo he pensado yo al leerlos.

    Macho cambias de nick, pero sigues con la mismas formas de profesor de colegios de curas amargado. Que te mola, pues vale.