Novedades del 2006 (Críticas de discos)
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@Khurcius:1qe06y0b:
Ya puedes tenerte por un bragado y poderoso matador de discos. Si se abre el chiquero y lo que sale es un pedazo morlaco de la ganadería Current 93, encomiéndate a Pedro Romero y a Joselito el Gallo, porque es muy probable que te den los tres avisos, el bicho se te escape vivo, encampanado y desafiante, y no hayas podido pegarle más que un par de mantazos, huyendo. Ni picadores ni banderilleros te servirán de nada. Como no entables una cierta complicidad con el bicho, a base de mimetizarte con él en lo que dure la faena de la escucha, vas apañado.
Bravo! Le ha salido a usted un párrafo de dos orejas y rabo.
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Me acaba de llegar Mono & World0s End Girlfrend - Palmelss Prayer/Mass Muder Refrain.
Edita Temprary Residence Ltd. y como ya va siendo habitual la experimentación y la experiencia está servida.
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FRANCISCO LÓPEZ - UNTITLED # 180 - ALIEN 8 RECORDINGS
Seguro que a Paco López le haría cierta gracia que se usara, para hablar de el, el título de una canción pop, y más si esa es de Astrud (aunque no estoy seguro de que el madrileño conozca a Genis y Manolo). Pero es que López es el hombre en España que lo hace todo…hay un hombre que lo hace todo en España. Bueno, hay más gente que se dedica con empeño a la experimentación sonora, pero hay que reconocer que el gran nombre español es López. Inagotable proveedor de grabaciones (pesadilla de sus seguidores por ese motivo), teórico de la búsqueda incesante del sonido como fuente de sensaciones (nunca de emociones), enemigo a ultranza del academicismo y con una vena irónica un poco fuera del "dominio público", nos regala este último (¿o quizás ya habría de hablar de él como "penúltimo"?) disco en el que parece ser uno de sus refugios habituales en la actualidad. López es pasto de la admiración ampliamente minoritaria de todo el mundo, figura respetada, escuchada y, en algunas ocasiones, discutida, pero nunca hace que lo más importante de su personalidad (o sea, sus creaciones sonoras), caigan en la vulgaridad.
A los que quizás empezábamos a tener una ligera sospecha de que quizás estaba ya empezando a estrujar en demasía su formula de exprimir los silencios hasta limites insospechados, pues hay que congratularnos de que, en esta ocasión, López rompa su tendencia para darnos un disco...hasta divertido. Y es que hay toneladas de humor en este disco, aunque también uno se lo puede tomar a la tremenda. Me explico.
Como he comentado anteriormente, López es un acérrimo enemigo del academicismo y de la vieja forma de hacer "música concreta". Naturalmente, el nunca ha dejado de admitir los logros de la escuela francesa del INA / GRM de postguerra, pero según su punto de vista, esto ya es agua pasada...y mucho. Pues bueno, quizás en un ejercicio de divertimento, López se saca de la manga un disco de electroacústica... ¡al viejo estilo! El oyente avezado en las obras de Pierre Henry o Pierre Schaeffer (por ejemplo), encontrará las mismas claves y las mismas formulas que los trabajos que han seguido los parámetros de la electroacústica clásica. Pero la gracia de López consiste en las fuentes de sonido que ha tomado prestadas: sonidos de películas hollywoodiense recientes. El resultado es apoteósico, porque crea atmósferas tan oscuras, sacudidas sonoras tras largos silencios y ambientes tétricos, que parece que estemos ante una banda sonora de un film de ultra terror que no se hará hasta dentro de 50 años. Es como una especie de coña o broma que López hace a toda esa seriedad academicista, haciéndolo con sus propias armas.
Pero si uno quiere tomárselo en serio, tendrá suficientes elementos en este disco coma para también asegurar que López ha creado una nueva forma de dark ambient o de como lograr unas sensaciones absolutamente negras. Y sobre todo, con esos espacios casi en blanco, donde los subgraves dominan el percal, como si fuera una fiera o ser extraño que espera a que su víctima (tu, querido oyente), se confié y saltar a la yugular.
Y ya vale. Este disco es una puta joya.
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JOAN AS POLICE WOMAN ("Real Life")
Joan Wasser parece una mariliendre de cuidado. Encumbrarse a la fama (por ahora exclusivamente 'indie') siendo primero parte de los Johnsons de Antony y después corista y animadora escénica para Rufus Wainwright, da pistas sobre su educación sentimental. El pedigree no engaña: Joan es otra flor del underground chic neoyorquino. Una criatura irónica, culta y de una versatilidad que primero deslumbra y luego siembra dudas.
"Real Life" no da para concluir si en verdad estamos ante el nacimiento de una solista llamada a hacer cosas grandes o, una vez más, ante el sobrevalorado capricho de temporada para la prensa de "tendencias".
El territorio de Joan, más que el de la adusta mujer policía, es el de aspirante a diva de la torch song posmoderna, y aligerada de drama. En este terreno le llevan la delantera, por personalidad más que acreditada, damitas como Nellie McKay o Feist. Para ponerse a su misma altura necesitaría sacudirse el riesgo de convencionalidad A.O.R. que lastra la carrera de vocalistas tan interesantes como Tracy Bonham. Que sus amigos Antony y Rufus no le llenen la cabeza de pajaritos: el traje de Judy Garland no debe intentar siquiera probárselo.
El camino de redención para la Wasser lo marca el tema que abre y da título al álbum: simplicidad en el acompañamiento, una sana desmesura interpretativa, emotividad y, claro, el beneficio de saber ajustarse a una canción enorme. Tan altas expectativas no es que acaben naufragando, porque el resto del álbum no se apea de la dignidad. El problema, tal vez, es que desde la cumbre se descienda a una amena pero demasiado plana meseta. Que acaba pesando. Hubieramos preferido una Joan menos cauta, menos encadenada a un concepto de producción bastante conservador: el disco no deja de sonar agradable en todo su recorrido, pero sólo se atreve a coquetear con el exceso en sus primeros 278 segundos. Queda claro que, para su próxima salida, Joan necesita, aparte de tres o cuatro canciones de las que quitan la respiración, un sonido con menos florituras y acolchamientos.
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Uzi and Ari - It's freezing out
Llevo toda la semana escuchando el último disco de este cuarteto de Salt Lake City y menuda maravilla. Folk de ensueño cargado de delicados momentos pop y artificios electrónicos. Una delicia para los oidos, la verdad es que estos chicos parecen sacados de cualquier pais del norte de Europa y no de algún lugar de Colorado.
Oir para creer:
http://www.myspace.com/benshepard
http://www.youtube.com/watch?v=lwwLnGpFM0g
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SCOTT WALKER ("The Drift", 2006)
Probablemente el cinéfilo Scott Walker es un incondicional de Andrei Tarkovski. "The Drift" recuerda a un millón de cosas y, en otros aspectos, no recuerda absolutamente a nada que hayas escuchado o visto antes. Pero, al menos para mi, imposible no evocar el poder de las imágenes de "Sacrificio", y aún más de "Stalker", como aproximación al mundo de revelaciones oscuras que nos propone.
La corriente poderosa de "The Drift" parece que viniera de afluentes que hayan recogido vertidos de Chernobil, detritus de la cultura occidental (Pato Donald incluido), carnicerías balcánicas, y la imposibilidad de recuperar la inocencia, o el sol del amanecer, después de tomar uno conciencia de cuáles son los rincones de la condición humana donde reside la voluntad de erigir nuevos Auschwitz.
"The Drift" es una colección de angustiosos lieder contemporáneos conectados más claramente con la vanguardia "culta" que con el pop. En ese sentido supongo que es algo tan insólito como una propuesta "Radio 2" desviada, por los antecedentes de su autor, hacia los oídos "Radio 3". A lo mejor "The Drift" hubiera debido estrenarse en un reputado teatro lírico, con escenógrafo de postín y partitura vocal asumida por algún distinguido heredero de Fischer-Dieskau. ¿Habrían recibido los, a menudo, arrogantes críticos "cultos" el trabajo de Walker con rechifla o acusaciones de intrusismo? Es más que probable. Así que, el peso de analizar y valorar "The Drift" ha sido depositado, en teoría, sobre hombros incapaces de soportarlo: prensa especializada que, por regla general, acusa un deficit cultural escandaloso en el terreno de la música no estrictamente "popular" y aficionados que hemos escogido voluntariamente tener los oídos acostumbrados a cosas muy distantes del mundo que ahora habita Scott Walker.
Los riesgos son claros: sobrevalorar algo que, por inocencia o autosugestión, consideras sólo apto para el disfrute de un estadio de sensibilidad más despierta de la que cabe esperar en un aficionado pop. Y, claramente, la falta de herramientas teóricas para acometer el análisis y disfrute de un producto tan hermético. "The Drift" se presta, como no podía ser de otra manera, a que uno diga o escriba las tonterías más sonrojantes que, sobre música, hayan concebido nuestras cabecitas. También riesgos como que el deslumbramiento te haga sentir en un nuevo nivel de conciencia musical por el que sientas rechazo hacia las propuestas "banales" (con las que siempre habías vibrado) y a que te dé vergüenza adorar canciones cuya densidad conceptual se limite pongamos que a un "She loves you, yeah yeah yeah". Empanada mental a la vista si no te tomas las cosas con un poco de humor distanciado.
Walker ha querido, depurando de cualquier forma de emotividad convencional su hermoso registro crooner de siempre, subrayar la importancia de unos textos muy sugerentes, pero, en cuanto a elocuencia, menos significativos que las elecciones instrumentales. Marcadas siempre por un tenebrismo sin concesiones que (prueba de la inspiración y la honestidad de Walker) no aburre, no provoca rechazo y es tan fluido y tan rico como para conjugar cualquier temor a la monotonía. Un "artyfacto" de nobleza innegable. Que sea o no plato de tu gusto, ya es otro cantar.
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MOJAVE 3 ("Puzzles Like You")
El mismo año en que Belle and Sebastian dejan en fuera de juego, sacudiéndose la murria, a los que se relamían con la idea de clavar las uñas sobre su continuismo otoñal, Mojave 3 (otros distinguidos orfebres de lo melancólico) también se descuelgan con su propia apuesta extrovertida. Menos cínica (o menos desconcertante) que la de los de Glasgow, pero no menos significativa.
Neil Halstead y Rachel Goswell golpean desde el primer segundo con la voluntad de dinamismo de "Truck Driving Man": toda una road movie soleada con la que ponen las cartas boca arriba. Y lo que resulta es un álbum de pop, más precioso que preciosista, en el que tienen la habilidad suficiente para dar un giro de vitalidad que, por precaución o porque les sigue brotando con perfecta naturalidad, esconde cucharadas de la medicina intimista que no dejan de necesitar los incondicionales: se agradecen una enormidad "Most Days" o "You Said it Before", que juegan con ventaja en el terreno en el que Mojave 3 son imbatibles.
Si las primeras escuchas te pueden dejar esa sensación algo desasosegante, de banda que toma conciencia de su realidad "adulta", que se sabe amortizada y que afronta su final de trayecto con oficio y con cierta desgana, no estás en lo cierto: vuelve a empezar. Porque, independientemente de lo que puedas sospechar o temer, en lo que respecta a la continuidad del proyecto, las canciones no huelen a decadencia. Aunque no quieran recrearse ya, con la precisión de "Ask Me Tomorrow", en su química perfecta entre el ánimo shoegazer, tan british, y las ensoñaciones americanoides, ni han tirado a la basura la pedal steel guitar ni dejan de introducir en sus textos reflexiones, de las que hacen pupa, sobre las pequeñas miserias de una relación de pareja. Con "Puzzles Like You" seguirán incrementando su leyenda entre quienes pensamos que la más gloriosa conquista que puede esperar a una banda de pop es añadir, una por una, más canciones de etiqueta negra a un repertorio ya generoso en ellas. La novedad es que Mojave 3 enseña en este disco una sonrisa abierta y, como no tiene en absoluto trazas de mueca forzada, también enamora.
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Me compre el Another Fine Day de Golden Smog y me decepciono un pelin. Igual con todo el follon de las expectativas y eso pues se infravalora, pero… Ya vere, le dare mas escuchas.
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@UpStairs:16sr8nxz:
Me compre el Another Fine Day de Golden Smog y me decepciono un pelin. Igual con todo el follon de las expectativas y eso pues se infravalora, pero… Ya vere, le dare mas escuchas.
A mi tampoco me ha convencido demasiado este disco. No me parece malo pero me esperaba algo más, lo encontré un poco soso.
Aunque seguramente tienes razón en lo de que las expectativas a veces son malas compañeras de escucha.
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@Maurici:2zbeeim6:
Me acaba de llegar Mono & World0s End Girlfrend - Palmelss Prayer/Mass Muder Refrain.
Edita Temprary Residence Ltd. y como ya va siendo habitual la experimentación y la experiencia está servida.
Me lo compre cuando vinó Mono en el sidecar en diciembre 2005… un buen disco muy oscuro pero lo veo un poco repetitivo.
Me gusta mucha las composiciones de WEG, todas estas capas de guitaras, chelos y sonidos variados pero no se si Mono aporta mucho en este disco.WORL ENDS GIRLFRIEND: THE LIE LAY LAND
Tengo "The lie lay land" el último disco en solo de WEG y este disco es una autentica joya!
Es un disco muy oscuro con muchas influencias y el trabajo que hizó WEG es impresionante tan los temas llevan sonidos escondidos y infinitas capas de guitaras, batería y varios instrumentos. No se puede dividir un tema de los otros… este disco es un cojunto, es un viaje caotico en un mundo devastado.
El segundo tema "we are the massacre" es el mejor tema escrito por WEG. Esta canción lleva una carga emocional tremenda. Si veís el video que acompaña este tema, entenderaís mejor lo que nos quiere decir WEG en esta canción... el horror humano!
El universo de WEG se construye siempre poco a poco y sus canciones se transforman al largo de los minutos para llevarnos en paisajes siempre oscuros y tristes pero llenos de esperanza.
Os aconsejo este magnifico disco que no hay que escuchar en días de depresión...
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HIZÉ UN DOBLE….
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SONIC YOUTH ("Rather Ripped", 2006)
¿Será la salida de Jim O'Rourke el factor decisivo en esta operación "aclarado" de Sonic Youth? "Rather Ripped" da, por momentos (muchos) la sensación de aula de instituto abandonada momentáneamente por el profesor. Momento perfecto para ajustar cuentas, hacer el ganso, putear a los freaks habituales y ejercer, con el nerviosismo propio de la edad y del inmenente regreso al orden establecido, una sanísima libertad. Otro disco que siempre me hace pensar cosas parecidas es el "Stranded", primero de Roxy Music, sin Eno.
Pero, al fin y al cabo, O'Rourke no era más que un transeúnte en S.Y. Una referencia de segundo orden en la jerarquía de los mitómanos de la banda. Igual este mismo álbum hubiera sido muy parecido con O'Rourke dentro…
El caso es que a los neoyorquinos les sienta de maravilla volver al músculo y abandonar un tanto la especulación. No es, como alguien ha escrito con manifiesta exageración, un album de pop. Es correoso rocanrol de guitarras. Canciones mucho más breves de lo habitual, con planteamiento, nudo y desenlace (algunas hasta con estribillo adhesivo). Pero no es en ninguna forma la sucesión amorfa de temas inconexos que suele caracterizar a los discos "contractuales" o post mortem. Antes al contrario, hay una sensación de continuidad y de lógica interna que eleva considerablemente la estima inicial que pueda merecer el disco. Como si estas doce canciones no fuesen en el fondo más que una. Sólo en la pista epílogo reaparezcan las (para algunos) temibles "texturas" y los (para otros) imprescindibles "paisajes". El resto es una fiesta, aproximadamente garajera, de guitarras rampantes y casi cristalinas, de crepitantes líneas de bajo en claroscuro, de porrazos vitaminados a la batería y de una vocalización ni angustiosa ni angustiada. Todo propio de quien se quita, con alivio, un enorme peso de encima. Sonic Youth ya no tendrán que ser nunca más los campeones de la capacidad para "influir", los encargados de poner a otras bandas a marcar el paso.
Talluditos y extrañamente sonrientes, sí, pero desparramando sólo en "Incinerate" más energía que la contenida en la suma de decenas de álbumes hechos por gente con edad para ser sus hijos. ¿Un trabajo menor?, ¿menor en relación a qué?
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STUART A. STAPLES ("Leaving Songs", 2006)
Hay gente que, como el viejo lobo de mar de la portada, siempre se está largando. El armazón más o menos conceptual de este segundo disco firmado por Staples en solitario son las despedidas. Amigos, lugares, parejas… presencias efímeras que, en algún punto se cruzan con el protagonista. Encuentros más o menos tangenciales que, por coherencia, tienen su correspondencia en lo musical con una voluntad no enfática.
Staples viaja ligero de equipaje. No necesita más de treintaisiete minutos para despachar el cancionero y todo, pudiendo ser desgarrador si aplicamos la lupa, se resuelve en una elegante distancia. Marcada por el contraste entre la abierta melancolía de los textos y el escaso y nunca forzado dramatismo de las resoluciones musicales. El señor Staples no va a convertirse, a estas alturas de su biografía, en un llorón ni en un trágico sobreactuado.
Parece tener una influencia cada vez más evidente de Leonard Cohen. Voz aguardentosa, puntito de cinismo, coros femeninos angelicales, densidad poética y, afortunadamente, más naturalidad que rupturismo forzado en la depuración del sonido Tindersticks. Le falta un punto de socarronería, probablemente algo más de nervio, y buscarle más las vueltas a canciones de las que a Staples no le convendría haberse despedido antes de que terminaran de cuajar como creaciones mayores. Pero el viejo lobo de mar y él son así: nada de volver sobre tierra pisada. Hay que cambiar de paisaje, con o sin despedida.
"Leaving Songs" funciona como una compañía grata, acariciante como las voces invitadas de Maria McKee y, sobre todo, Lhasa de Sela. Y, lo mejor, parece revestir a su autor con las cualidades del corredor de fondo y no con las del artista "adulto".
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WILLARD GRANT CONSPIRACY ("Let it Roll")
Robert Fisher lleva camino de convertirse, para los historiadores y fans del subgénero, en un reverenciadísimo santón del alt-country. Ayuda ese aspecto de Burl Ives contemporáneo, con su enorme panza y su barba poblada. Es el único miembro estable e imprescindible de una colectividad abierta a la contribución de músicos no mercenarios, que entran y salen en función de cómo sean en cada momento sus circunstancias personales y los compromisos adquiridos en otros proyectos.
Willard Grant Conspiracy pueden ser, dependiendo del momento, Fisher y su guitarra o una decena de almas conformando una orquesta densa y muy poderosa. "Let it Roll", aunque luego grabado en estudio, se concibió como el primer directo oficial de WGC. Y, la verdad, sólo falta que hubieran añadido algunos trucos de posproducción, a modo de platea interactiva, para que te inunde plenamente la sensación de captar el latido de la banda en una noche de concierto.
Ocho de las dos canciones superan los cinco minutos y, en cada tema, WGC buscan, con morosa intensidad, ese crescendo emocional sutil y progresivo, esas maniobras envolventes propias del directo. Aunque en una concepción del directo sin concesiones al efectismo, que recuerda en muchos momentos al cada vez más depurado Nick Cave de estos últimos años.
Fisher, estupendo compositor, tira de agenda y, a su alrededor, se agrupan músicos que, aparte competencia (mucha), demuestran complicidad. Cantando te recuerda a Cave y, más obviamente, a Kurt Wagner (Lambchop). Con tales referentes, se comprenderá que el mundo de este personaje no haga concesiones ni endulce su discurso con más adornos de floricultura que los de la portada. Tampoco se adentra en misticismos ni iluminaciones a lo Woven Hand. Su reino y sus preocupaciones son de este mundo.
La compacta banda, compuesta por gente perfectamente capaz de deslumbrar a golpe de virtuosismo, huye como de la pestes de anticuados solos de lucimiento y del menor efectismo. La belleza fluye, recatada y honesta, en los largos desarrolos de cada tema. Plenos de detalles (a cargo de violines, violas, piano, guitarra, mandolina… y hasta una puntual trompeta insurgente), pero sin cometer por un momento en robarle protagonismo a la esencia de la canción: integrándose en esa esencia.
Auxiliado por Steve Wynn en algunos de los textos y con el único complemento de una versión apasionada de Dylan ("Ballad of a Thin Man"), Fisher camina, con su paso corto y tozudo de hombre gordo, por la senda de los songwriters que hacen época.
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SPANK ROCK ("YoYoYoYoYo", 2006)
En caso de catástrofe nuclear en las alcantarillas del hip-hop, he aquí a la pareja de ratas con más posibilidades de hacerse con el honor de últimos supervivientes. Sobre todo por la inmensa capacidad para el reciclaje del productor y supercerebro del invento, Alex Epton (alias XXXChange). Epton aprovecha todo lo que baja por las cañerías de subgéneros marginales o semiolvidados, a un lado y a otro del Atlántico, y hace auténticos prodigios con las bases. Su sonido es puro alambre y electricidad: nervioso, delgado, maleable, ágil.
El complemento, en forma de garganta lasciva y rimas desvergonzadas es su paisano de Baltimore, Naeem Juwan. Se conocen como parte de la escena underground neoyorquina: Juwan escribiendo sin parar sobre su monotemático asunto de inspiración (el sexo) y Epton exhibiendo ya vocación experimental y curriculum académico que incluye el paso por elitistas centros de formación musical. Juntos, dinamita. Que explota en Inglaterra, al amparo del subsello Big Dada, esa división de Ninja Tune volcada con el hip-hop marciano.
Machismo de trazo grueso ("Put That Pussy on Me" se llamaba su single de debut) en el apartado "lírico" y una excitante hibridez sonora que, como decía, bebe igual de la vieja escuela ochentera pre-gangsta que regurgita el grime inglés y hace arquitectura virtual con cascotes acarreados desde solares colonizados por pandillas irreconciliables entre sí. Habrá que seguir la pista de los señores Juwan y, sobre todo, Epton. Llegan con la escoba. Y con cañonazos tan certeros como "Chilly Will" o "Bump".
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@Khurcius:39asqmlq:
SCOTT WALKER ("The Drift", 2006)
este lo ponían en el Auditori en el PS2006 antes de algunos conciertos y la verdad, es un discazo
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THOM YORKE ("The Eraser")
Thom Yorke sigue teniendo miedo. Espero que no sólo a incumplir las expectativas que fans y críticos adeptos tienen hacia cualquier cosa que pueda emprender la cabeza visible del supergrupo de culto de los últimos diez años.
Liberado del peso de la etiqueta Radiohead y de las exigencias contractuales de EMI, Yorke parece tener las ideas más claras que en el, por momentos, plúmbeo "Hail to the Thief". Pero no aparece, por ninguna parte, una voluntad rupturista: aquí esta Nigel Godrich para modelar un proyecto que, si por algo sorprende, es por emplear frías (en apariencia) texturas electrónicas para amagar con el regreso de Yorke a una cierta intensidad melodramática. Ciertamente atenuada respecto a las dosis que nos hicieron adorar "O.K. Computer". "Analyse" es una canción que busca con descaro (y encuentra) el desborde emotivo que parece anatema para la banda desde "Kid A".
Si uno es capaz de abstraerse del incienso de los fans y del ácido sulfúrico que puedan verter los detractores, el disco acaba por sobreponerse al lastre de tanta consideración extrínseca sobre su dimensión, casi con el mísmo brío con que remonta la corriente del aburrimiento "Harrowdown Hill" (con su obsesivo bajo funkie) hasta la brillantez.
Yorke ha concebido "The Eraser" como un diario abstracto de sus preocupaciones cívicas, o más bien medioambientales. Él y Godrich se abrazan a un concepto más musculoso que lángido de lo que debía ser el tratamiento electrónico. Así que el colchon resulta que tiene muelles, que funcionan, que por momentos tienen vigor de tormenta y nervio de rock.
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BAND OF HORSES ("Everything All the Time", 2006)
Sub Pop ya tiene su caballo ganador para la temporada otoño-invierno de 2006. Probablemente no para constituirse en fenómeno de ventas (la banda no parece, en verdad, carne de MTV), pero sí para recibir los mimos de una buena parte de esa crítica especializada que necesita desesperadamente mover el escalafón del rock cada pocas semanas.
Oriundos de Arizona y recriados en Seattle, Ben Bridwell y Matt Brooke se las arreglan, en su debut, para casi monopolizar el trabajo instrumental (a excepción de la percusión). Una arquitectura cuyo elemento más definido es el entramado guitarrero, más denso que duro. Pero, ¡oh paradoja!, cuando esporádicamente se desvanece esa seña de identidad y el sonido abre la puerta a un airecillo country y a melodías pop de gran primor, ese es exactamente el momento en que la manada de caballos galopa de verdad.
No topan con la originalidad porque tampoco ponen demasiado empeño en distinguirse. ¿Otra banda Frankenstein? Por ahí les encuentran cosas tomadas en préstamo de My Morning Jacket, de The Shins, de santones como Neil Young o Brian Wilson. Para remate, el trabajo vocal de Bridwell se ubica en algún lugar a medio camino entre Wayne Coyne (Flaming Lips) y Roger Hodgson (Supertramp).
Insisto en que prometen más en su onda apacible que tratando de plasmar la intensidad de un amable desasosiego existencial sin Prozac. Canciones como "St. Augustine" y, sobre todas, "Part One" bastan para disuadir al más escéptico: sobresalen claramente de la montonera de bandas coetáneas. Ahora bien, el segundo disco debería tener rasgos de personalidad propia más definidos, de manera que, en unos añitos, podamos decir que tal o cual combo de imberbes tiene una clara filiación "bandofjorsiana".
Este álbum cuenta además con un raro mérito entre los editados recientemente: ¡noticia!, no hay contribución de Antony.
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30segundossobreTokyo, tu cronica estaba muy agradable a leer, voy a escuchar este disco.
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@Maurici:jqx5p3wd:
Me acaba de llegar Mono & World0s End Girlfrend - Palmelss Prayer/Mass Muder Refrain.
Edita Temprary Residence Ltd. y como ya va siendo habitual la experimentación y la experiencia está servida.
has escuchado al split mono/pelican? porque esta muy bonito tb.