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¡Hola a todos!
¡Por fin tengo unos minutos para contaros mi crónica como ganador de la porra y mis pequeñas reflexiones!
Primero de todo agradecer al Primavera Sound, a sus organizadores, a @Neutroner por estar siempre y a todos vosotros por participar y hacer de la porra un logro más del mejor festival del mundo.
Mi crónica en el fondo empieza el mismo día en el que gané, ya que en aquel entonces, mi mujer había decidido no asistir por razones familiares. Así que antes de ganar la porra iba a ir solo, sin embargo, eso cambió por completo. Aprovechamos el premio y nos propusimos hacer unas pequeñas vacaciones ante nuestro posible último Primavera Sound juntos.
Y que mejor manera de empezar nuestras vacaciones que dejar las maletas en la habitación y poner rumbo a la piscina del hotel para darse un buen baño antes de ir a ver Freddie Gibbs y su piñata. Frescos y relajados, callejeamos hasta el fórum, pero antes nos cruzamos con uno de los hermanos Dressner de The National, en bañador y chanclas hablando por teléfono, como un barcelonés más en nuestra querida ciudad. Y entonces me volví a sentir orgulloso de lo que es el ecosistema creado por y para los que queremos el Primavera Sound. Me da la sensación que el festival cuida a los asistentes de la misma forma que cuida a los artistas.
Una vez dentro, fuimos directos a mordor y vimos que de ahí no saldríamos hasta finalizar Pulp, así que aprovechamos nuestro abono vip y decidimos investigar esas parcelas gigantes que siempre había visto pero nunca había probado, y aquí llegó mi primera y humilde impresión de un residente al festival desde los 17 años (ahora tengo 40): y es que no me gusta el concepto VIP. No me gustaba antes y tampoco me gusta ahora, y mucho menos me gusta para un festival donde en su día no existía la letra grande o pequeña para los artistas, tampoco me gusta que exista la letra grande o pequeña para los asistentes. Con todo el respeto a toda la gente que se compra el abono vip, no entiendo que es lo que os atrae a pagar más para estar en semejantes circos de postureo e indiferencia hacia la música, o al menos eso es lo que viví yo y espero que nadie se me enfade con esto, tan solo es mi opinión. Donde si le saqué más jugo es a la zona de delante los técnicos de sonido para poder ver alguno de los conciertos con un poquito mejor de visibilidad que el resto de mortales, pero para mí no es suficiente justificación.
Así que después de poder ver a mi querido Freddie fumando marihuana, a mi querida Amyl dándolo todo con sus zapatos de tacón, a mis queridísimos Vampire haciendo de lo mejorcito que hubo en todo el festival y a Jarvis callando bocas representando a todos aquellos que nos llaman Pollaviejas, nos fuimos directos al hotel para aprovechar nuestra primera noche sin hijos.
Viernes nos levantamos, nos comimos unos huevos estrellados con salchichas, tostadas con mermelada, zumo, café, y nos vamos directos a las tumbonas de la piscina a leer, algo que no hacía desde que nació mi primera hija hace ya 6 años y medio. Viendo que el pronóstico del tiempo deja ciertas dudas, nos proponemos ir a comprar algún chubasquero, y suerte que lo hicimos. Aprovechamos y comimos fuera para luego volver y hacer una siesta, de nuevo, algo que no hacía desde que nació mi primera hija hace ya 6 años y medio.
Duchita y pal fórum! Que nos espera Ferran Palau rodeado de un ejército de "Laners" o "Delreyers" como dijo él, ocupando las primeras posiciones horas antes del concierto. Y aquí mi segunda reflexión, y es que me da la sensación que las nuevas generaciones idolatran a los artistas con demasiado fervor, de ahí que la gente prefiera estar 6h en el suelo de mordor esperando ese único show en vez de querer ver a otros artistas. Yo soy muy groupie, sí, pierdo los papeles por Kendrick Lamar, también, pero nunca me pasaría 6h en el puto suelo para verlo de cerca. Mucho respeto a los que lo hacen, pero el tema de usar pañales creo que cruza una línea innecesaria. Finalmente, el viernes pude ver las actuaciones de Ethel Cain, Guillem Gisbert, Faye Webester, BadBadNotGood, Jai Paul y The National. Todo bien, sin demasiadas sorpresas.
Sábado por la mañana, misma rutina, pero esta vez haciendo aún más el perro si cabe. Así que decidimos ir a la piscina, leer, hacer una cabezadita de mañaneo (eso no sabía ni que se podía hacer), comer en la terraza del hotel, siesta, duchita y pal fórum para afrontar con garantías la última jornada.
Si el viernes fue día plano sin demasiadas sorpresas musicalmente hablando, sábado fue todo lo contrario. Empezamos con Water From Your Eyes, que me parecieron una auténtica maravilla. Seguidamente, Depresión Sonora que de actitud va sobrado, aunque para mi gusto casi siempre suene igual. 070 Shake fue la sorpresa negativa, me pareció una tomadura de pelo. La lluvia nos sorprendió (o no) a todos, sacrificamos PJ Harvey para resguardarnos y cenar. Por lo visto no fue una buena decisión leyendo lo que hizo sobre el escenario, sin embargo, sí pude acercarme para dejarme sorprender y mucho por Mitski. Su puesta en escena minimalista, con un par de sillas y su actitud, llenaron más el escenario que todo lo que trajo Lana. Después me enamoré de SZA, era fácil, ya que iba muy predispuesto a ello, y finalmente como nos quedaban fuerzas decidimos cerrar el festival con Model/Actriz, y joder, un poco más y necesito un lorazepam para conciliar el sueño tras tremenda tormenta sonora.
Domingo nos levantamos, cansados, pero con un nuevo desayuno continental a la espera y con la satisfacción de haber aprovechado este premio para ver música, relajarnos, querernos, echar de menos a nuestros hijos, saborear el Primavera Sound con tranquilidad y para tomar mi última reflexión, y darse cuenta una vez más que esto solo existe en este festival, y agradezco a todos los que formáis parte de esta familia.
Nos vemos en 2025, seguramente sin hotel y sin vip, pero con las mismas ganas de siempre.
¡Un abrazo a todos!
